Ishaqzai tenía previsto pronunciar una alocución ante el plenario el lunes 27 de septiembre, pero canceló su intención, reflejó la agencia de noticias afgana The Khaama Press.
La misión de Afganistán en la ONU, en un mensaje en Twitter, dijo que seguiría trabajando con el Consejo de Seguridad para mantener el puesto de la nación asiática en el organismo mundial.
Anteriormente, el Emirato Islámico de Afganistán propuso a las Naciones Unidas ser el representante del país centroasiático y que le diera la oportunidad de hablar este año ante el plenario, pero ello fue descartado.
El nombre de Ishaqzai, quien representa al anterior Gobierno del expresidente Ashraf Ghani, derrocado el mes pasado, fue eliminado de la lista de oradores.
La medida se produjo en medio de las reclamaciones por el puesto de Afganistán ante la ONU en Nueva York, después que los talibanes conquistaron el país a mediados de agosto último, apuntó la cadena Al Jazeera.
El presidente Ghani huyó al exterior cuando el grupo armado fundamentalista radical islámico retomó el territorio nacional 20 años después de ser desalojados del poder en 2001, por la invasión liderada por Estados Unidos bajo el pretexto de luchar contra el terrorismo.
La guerra de dos décadas dejó varios millones de refugiados y desplazados, miles de civiles afganos muertos y gastos militares por más de dos billones de dólares.
La semana pasada, el ministro talibán de Asuntos Exteriores, Amir Khan Muttaqi, pidió dirigirse a las Naciones Unidas y nombró al portavoz de la oficina política de los talibanes en Doha, Suhail Shaheen, como su embajador en la ONU.
Shaheen dijo que tienen derecho a participar en la organización y criticó la decisión de excluirlos en la Asamblea General de este año.
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, recibió una carta firmada por Muttaqi, la cual decía que tras el derrocamiento del gobierno afgano, apoyado por Estados Unidos, Ishaqzai ya no representa a la nación centroasiático. Durante el gobierno de los talibanes, entre 1996 y 2001, la ONU se negó a reconocerlo y en su lugar otorgó el asiento de Afganistán al del anterior presidente Burhanuddin Rabbani.
Este movimiento quiere el reconocimiento internacional y la ayuda financiera para reconstruir el país, devastado por la guerra, pero la composición de su nuevo gabinete plantea un dilema.
Varios de los ministros interinos de los muyahidines están en la lista negra de las Naciones Unidas como terroristas y financiadores de ese flagelo.
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