En una intervención en la sesión plenaria de la Asamblea General para conmemorar y promover el Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares, el titular llamó a sumarse a los esfuerzos en curso para acabar con esos dispositivos.
Vivimos en un entorno internacional inestable y esto incrementa la posibilidad de que se produzcan malentendidos, errores de cálculo y fallos de funcionamiento, subrayó.
De hecho, agregó Guterres, el riesgo nuclear ha alcanzado niveles no vistos en casi cuatro décadas y unas 14 mil armas de ese tipo están almacenadas en todo el mundo.
Eliminar el riesgo nuclear significa eliminar esas armas y debemos trabajar todos juntos por ese objetivo, convocó el máximo representante de Naciones Unidas.
Precisamente, ese es el núcleo del Programa de Desarme: la eliminación de las armas de destrucción en masa, pero también abordar la proliferación de tecnologías convencionales y nuevas en el campo de batalla, observó.
Hasta que se eliminen las armas nucleares, a todos los Estados les interesa evitar cualquier posible uso, enfatizó.
En 1946, en el gran estallido de esperanza y actividad que siguió a la creación de las Naciones Unidas, esta Asamblea General alcanzó su primera resolución, la cual pedía la creación de una comisión para eliminar los artefactos atómicos y otras armas de destrucción masiva, recordó el diplomático portugués.
Sus predecesores en esta Asamblea comprendieron la falla fatal detrás del uso de esas armas, que la única herencia para el vencedor sería un mundo quebrantado y estéril, expresó.
Esa desconfianza mutua podría conducir a la destrucción e incluso erradicar toda la vida del planeta porque, en última instancia, el conflicto nuclear no tiene vencedores, solo víctimas, insistió.
Pero en las décadas que siguieron, lamentó el titular, los países ignoraron esta fría lógica y, en cambio, participaron en una peligrosa competencia: cada ampliación de los armamentos nucleares erosiona aún más los lazos de confianza y diálogo necesarios para garantizar la paz y empujan al mundo al borde de una catástrofe.
La sombre de la Guerra Fría obsesionó a generaciones y los países justificaron sus acciones como autodefensa, pero un arsenal nuclear no es defensa propia, es un suicidio, advirtió el secretario general de la ONU.
‘Hoy, 76 años después, todavía tenemos que lograr los objetivos de esa resolución histórica.’
Las armas nucleares no son un problema de ayer, continúan siendo la amenaza de hoy, dijo el titular de Naciones Unidas en la reunión que cierra el segmento de alto nivel de la Asamblea General en su 76 período de sesiones, que abrió el pasado 20 de septiembre.
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