La edición genética nos permite aprovechar mejor los recursos que nos brinda la naturaleza. Se trata de una herramienta que nos ayudará a enfrentar algunos de los retos más grandes del momento: la seguridad alimentaria, el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad, afirmó el ministro de Medioambiente, George Eustice.
Según las autoridades británicas, este método científico es diferente a la modificación genética, porque no implica la introducción del ADN de otras especies, pero permite acelerar el crecimiento de las nuevas variedades.
Previo a su salida definitiva de la Unión Europea, en diciembre de 2020, Reino Unido se regía por las leyes del bloque que regulan estrictamente la edición genética de los organismos, pero el divorcio le permitirá fijar regulaciones propias, aclaró el Gobierno, que se dispone, informó, adoptar un enfoque más científico y apropiado.
Como primer paso, adelantó el Departamento de Medioambiente, Alimentos y Asuntos Rurales se cambiarán las reglas para eliminar la burocracia y facilitar la investigación y el desarrollo, al tiempo que se comprometió a trabajar con los productores y los grupos ambientalistas.
Aclaró, no obstante, que por el momento la edición genética se concentrará en los cultivos alimentarios y no en el ganado.
Aunque el anuncio fue recibido con beneplácito por gran parte de la comunidad científica británicas, en tanto ayudaría a aumentar la producción de alimentos sin incrementar las emisiones de carbono, algunas organizaciones alertaron sobre las dificultades que tendrán los agricultores para exportar esos productos, sobre todo al continente europeo.
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