Ante el descubrimiento por un equipo internacional de científicos, encabezado por el médico guineano Alpha Kabinet Keita, el riesgo de reaparición de la patología es mayor que nunca y obliga a rediseñar la estrategia contra la infección, precisó un artículo de la revista Nature.
La antropóloga española Almudena Marí Sáez, del Intituto Robert Koch en Alemania, investigó el origen del último brote en la ciudad guineana de Gouécké y a la paciente cero, una mujer de 51 años matrona del centro de salud local y hospitalizada el 21 de enero pasado con dolor de cabeza, náuseas, entre otros síntomas.
Los médicos no sospecharon del virus y diagnosticaron malaria y salmonelosis, pero la enferma falleció días después y también familiares que la cuidaron (madre y tres hermanos).
Marí Sáez pidió no estigmatizar a las personas recuperadas de la enfermedad y afirmó que, por el momento, los casos de reactivación parecen ‘relativamente excepcionales’ y que el virus no se transmite tan fácilmente, luego de entrevistar a compañeros y otros miembros de la familia de la occisa para determinar cómo se contagió.
El Ébola mató entonces a 20 de sus parientes lejanos y se valora la posibilidad de haber contraído la enfermedad en su centro de salud, al entrar en contacto con fluidos corporales de algún superviviente con el virus reactivado, reveló la investigación.
La otra hipótesis es la transmisión sexual a través del semen de un sobreviviente, aunque tampoco consta que su marido, polígamo con otra esposa y una amante, se infectase en la anterior epidemia.
El virólogo Rafael Delgado estudió fragmentos del virus en su laboratorio del Hospital 12 de Octubre en Madrid, España, y recordó que el brote de febrero pasado en la República Democrática del Congo se vinculó a una posible transmisión sexual del agente infeccioso por un superviviente de la anterior epidemia en 2020.
Delgado, quien no participó en el estudio, afirmó estar seguro de que el virus del Ébola es capaz de permanecer en estado latente en ‘santuarios inmunológicos’ del cuerpo humano, como los testículos o el ojo, a salvo de las defensas del organismo durante años.
Advirtió sobre la necesidad de una campaña de vacunación extensa para evitar que vuelva a circular en las zonas donde hubo transmisión muy activa.
El Ébola se detectó por primera vez en 1976, cerca del río de igual nombre en Brazaville, y desde entonces ha provocado al menos 30 brotes. Los dos mayores de la historia, registrados en la última década en África Occidental y Conakry, dejaron un saldo de 13 mil fallecidos y 18 mil supervivientes.
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