‘Alto a las subvenciones nocivas para el medio ambiente’ da título al reporte de la organización ambientalista más extendida en este país en el cual pide también actualizar anualmente el Catálogo de subsidios favorables y nocivos para el medio ambiente y definir una hoja de ruta para la salida del uso de restos fósiles.
El documento destaca que en 2020 fueron destinados 34 mil 600 millones de euros a subvenciones perjudiciales para el medio ambiente; que en el último decenio ello ascendió a 136 mil 400 millones en gastos directos e indirectos.
A pesar de las muchas palabras de los últimos años, Italia sigue fomentando los subsidios nocivos para el medio ambiente (SAD) en detrimento del planeta’, denunció Legambiente.
Constató que, de esos 34,6 mil millones de 2020, unos 18,3 pueden eliminarse para 2025 cancelando los subsidios a la perforación, fondos para investigación sobre gas, carbón y petróleo; asi como las exenciones fiscales para autos de empresa y diferente tratamiento fiscal entre gasolina, gasóleo, GLP (gas licuado del petróleo) y metano.
Legambiente hizo en su estudio cinco propuestas en las que está,además, ‘eliminar de inmediato’ los subsidios directos a los fósiles para la explotación de activos ambientales; revisar los impuestos sobre los combustibles fósiles para brindar transparencia y vincular impuestos a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Por último, considera importante que Italia haga su parte en términos de ayuda a los países pobres cubriendo los mil millones de euros faltantes para finales de 2021, para cumplir con los compromisos de París.
En 2022 Italia debe comprometerse a movilizar al menos cuatro mil millones de euros al año para garantizar su parte justa del compromiso colectivo de 100 mil millones de los países industrializados; recursos que pueden ser recaudados fácilmente a través del recorte de los subsidios a las fuentes fósiles, indica el documento.
Para presidente de Legambiente, Stefano Ciafani, resulta inaceptable ‘seguir posponiendo un problema que representa no solo una criticidad ambiental, sino también social y económica’.
Además, añadió que, para hacer frente a la crisis climática, es importante que este país actualice su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima lo antes posible para garantizar la reducción de emisiones que alteran el clima en al menos un 65 por ciento para 2030.
Ello superaría con creces, apuntó, el objetivo del 51 por ciento establecido por el Plan Nacional de Restauración y Resiliencia además de confirmar la eliminación del carbón para 2025 sin recurrir a nuevas plantas de gas.
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