Los cuatro centros médicos de Salud Integral de la Mujer (Whole Woman’s Health) del estado se tambalean entre el riesgo financiero, legal y personal, dijo la directora de servicios clínicos de esas instalaciones, Marva Sadler.
La nueva ley prohíbe los abortos después de que se detecta actividad cardiaca en el feto, lo que suele ocurrir en las primeras seis semanas, tiempo en el que las mujeres apenas comienzan a descubrir su embarazo.
Mientras la norma más restrictiva del país en términos de interrupción se debate en los tribunales, los defensores de los derechos de las mujeres afirman que su impacto fue rápido y amplio desde que entró en vigor el pasado 1 de septiembre.
El número de pacientes que abortan en las clínicas de Whole Woman’s Health descendió un 70 por ciento, según Sadler, quien añadió que hoy las mujeres buscan otras opciones, como viajar a instituciones de salud de otros estados u obtener píldoras abortivas por correo.
Si la ley se mantiene, los activistas temen que Texas se convierta en modelo a seguir para otros estados liderados por miembros del Partido Republicano, fieles defensores de la norma.
La llamada ley del ‘latido del corazón’ no hace ninguna excepción para los casos de violación e incesto mientras que permite a los ciudadanos hacer cumplir la prohibición y les recompensa con al menos diez mil dólares si la demanda tiene éxito.
La clínica de embarazos Raffa, en la ciudad de Greenville, registró un aumento del 166 por ciento en las ecografías durante las tres primeras semanas de septiembre, en comparación con el mismo período del año pasado, dijo la directora ejecutiva del centro, Threesa Sadler.
Mañana viernes el Departamento de Justicia de Estados Unidos pedirá a un juez federal de la ciudad de Austin que bloquee temporalmente la ley mientras se cuestiona su constitucionalidad.
Los estados no pueden prohibir el aborto antes de las 28 semanas, según el caso Roe contra Wade, la histórica decisión del Tribunal Supremo de 1973, que estableció el derecho al acceso al procedimiento.
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