La cifra llega a 11 mil 500 y trae más desesperanza en este día dedicado aquí a ellos, según dio a conocer el Observatorio de los Derechos de la Niñez, aunque recordó que solo es una aproximación.
Si bien la idea generalizada era que la Covid-19 afectaba con menos severidad a este grupo poblacional, la llegada de la variante delta cambió esa percepción y hay un efecto aún más estremecedor, advirtió la fuente.
Otto Rivera, director del Observatorio, consideró preocupante el número, sobre todo cuando hay casos que perdieron a sus dos padres y pasaron a otros núcleos familiares.
Otro tema preocupante se asocia a una de las principales recomendaciones para combatir la enfermedad, no salir de casa, lo que se traduce en un confinamiento aprovechado por agresores sexuales, muchas veces del círculo familiar, lo cual lleva a embarazos no deseados y a muy temprana edad.
La pandemia ha vulnerado más a la niñez y es un tema que aún no ha llamado la atención de las autoridades competentes que deben velar por el cuidado de los menores, aseguró.
‘Guatemala necesita un sistema nacional de protección integral y garantía de derechos de las niñas y niños. Si no había una institución responsable antes, ¿quién se va hacer cargo hoy de la protección de la niñez que ha perdido a sus referentes parentales por la pandemia?’, cuestionó.
A ello se añaden afectaciones a la salud mental también por el hecho de estar separados de sus compañeros de escuela debido a la interrupción de las clases presenciales.
No hay estadísticas fiables para saber cuántos niños han desertado del sistema educativo, pues aunque los centros tengan disponibilidad para dar clases virtuales no todas las familias tienen los recursos de acceso a esa tecnología, en particular, en zonas rurales.
En un país con niveles de desigualdad y pobreza históricos, en particular, en la mayoritaria población indígena, el desafío gubernamental es mayor por la precariedad en la inversión pública, a pesar de ciertos avances hasta la fecha.
Hay programas esenciales que se descuidaron y tienen que ver con salud integral y la educación escolar primaria más allá de la atención a la Covid-19, apuntó el Observatorio de la Inversión Pública en Niñez y Adolescencia.
Según sus cálculos, en base a Save the children y el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales, el Estado invierte por cada niño diariamente 9,59 quetzales (1,26 dólares), insuficientes para cubrir sus necesidades básicas.
‘Los datos de violencia de niños desaparecidos se mantienen en un alza constante, cualquier dimensión que queramos analizar alrededor de la niñez vamos a detectar serios problemas’, de acuerdo con Leonel Dubón, director del Refugio de la Niñez.
En el legislativo existe una iniciativa de Ley, la 5284, la cual busca crear el sistema nacional de protección integral de niñez y adolescencia para complementar, unificar y dirigir políticas y programas de protección social hacia ese segmento de población, el futuro de cualquier país, pero continúa estancada su discusión.
Hay quienes afirman que cada destello de tristeza en los ojos de un niño es una derrota para toda la Humanidad, pero en Guatemala son muchos los que hoy sufren total abandono. Es tan desigual el panorama que desde la zona 10, llamada viva, todo parece idílico, mientras el visitante no llegue a la esquina de un semáforo, donde es común ver a niños pidiendo dinero con sus padres.
Sin embargo, desde San Pedro Necta, a 315 kilómetros de la capital y a 45 kilómetros de la frontera con México, las familias arriesgan cada vez más a sus hijos en el peligroso camino hacia el Norte no por desconocimiento o porque no los quieran. La pobreza, el abandono estatal, la violencia y la extorsión los expulsan sin remedio.
mem/mmc