La pesquisa está firmada por investigadores de la Fundación Oswaldo Cruz, los institutos Nacional de Investigaciones Espaciales y de Estudios Avanzados de la Universidad de Sao Paulo.
Según los estudiosos, a un ritmo acelerado de ruina por el cambio climático, parte de la Amazonia cambió la vegetación forestal por el sotobosque, la llamada sabanización.
Hay posibilidades de revertir este escenario, pero también existe la posibilidad de que el comportamiento humano no cambie y todo se convierta en una gran sabana.
Además, se preguntaron: ‘¿qué pasará si el planeta sigue calentándose y llega al peor escenario posible, como 8,5 grados centígrados más en comparación con el periodo anterior a la Revolución Industrial?’.
Un intento de responder a la pregunta está en la indagación publicada y la respuesta es: 12 millones de personas sufrirían el problema desde ésta fecha a 2100 solo en la cuenca del Amazonas.
Datos del último censo demográfico del Instituto Nacional de Geografía y Estadística estiman que 20,3 millones de personas viven en la región.
Sin embargo, según el portal de noticias G1, este resultado está infravalorado, pues las estadísticas no tuvieron en cuenta que la población aumentará en los próximos años.
Beatriz de Oliveira, investigadora en Salud Pública de la Fiocruz y una de las autoras, reveló que para medir el estrés por el calor se utilizaron indicadores reconocidos en otros estudios.
‘Lo que estos indicadores proporcionan: una medida de lo que su cuerpo podría soportar en términos de exposición y que podría no estar comprometido por el intercambio de calor con el ambiente externo’, razonó.
Indicó que la salud humana es compleja y solo evaluamos el estrés térmico. ‘Pero sabemos que hay otros efectos. Estas condiciones ambientales pueden llegar a ser inadecuadas para diversas actividades y alcanzar niveles limitantes para la supervivencia’, advirtió Oliveira.
Entre los millones de personas que podrían verse afectadas en Brasil, un 42 por ciento vive en municipios del norte, una región con baja resiliencia y alta vulnerabilidad social.
Hasta ahora, en toda la región amazónica se deforestaron más de un millón de kilómetros cuadrados (18 por ciento). Otra parte casi idéntica (17) se encuentra en diversas fases de degradación.
‘El punto de no retorno (desastre sin recuperación) podría producirse entre 20 y 30 años, si el calentamiento global continúa al ritmo actual, junto con el mantenimiento de las tasas actuales de deforestación y degradación de los bosques’, subrayó el climatólogo Carlos Nobre, uno de los autores.
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