La fuente precisó que las autoridades trasladaron a Zakaria Zubeidi a la cárcel de Eshsel, en la ciudad de Beersheba; y Mohammed al Arida, el autor intelectual de la fuga, y a Munadil Nafiyat, a la instalación de Ayalon, en la localidad de Ramla.
Mientras, Yaquob Qadiri fue enviado a Rimonim en Even Yehuda, Iham Kamamji a la prisión de Ohalei Keidar, también en Beersheba, y Mahmoud al Arida a Shikma, en Ascalón.
El medio noticioso señaló que los seis están recluidos en celdas alejadas del resto de los detenidos palestinos.
La fiscalía israelí anunció el miércoles último que presentará cargos contra el grupo en medio de denuncias sobre las palizas y torturas a que fueron sometidos tras su recaptura.
El 6 de septiembre los seis milicianos palestinos, cinco pertenecientes a la organización de Jihad Islámica y uno al movimiento Fatah, huyeron de la norteña cárcel de Gilboa, conocida como ‘la caja fuerte’ por su presunta inviolabilidad.
Tras el incidente, las autoridades de Tel Aviv lanzaron una masiva cacería que incluyó drones, helicópteros y perros en apoyo de la policía, el Shin Bet (agencia de seguridad interna), el ejército y unidades especiales.
Luego de una intensa persecución, tanto en Israel como en Cisjordania, todos fueron recapturados en diversas localidades.
La fuga conmocionó a Israel y desató una ola de solidaridad en la franja de Gaza y Cisjordania.
Golpeados por las continuas agresiones israelíes, la crisis económica y la pandemia de la Covid-19, los palestinos celebraron como un triunfo en las calles de ambos territorios el escape, devenido símbolo de la resistencia contra la ocupación.
El acto no solo fue considerado como un desafío a Tel Aviv, sino que también volvió a poner en primer plano la situación de los miles de prisioneros palestinos y dejó en ridículo al Estado judío, con uno de los presupuestos más altos del mundo en materia militar con relación a su Producto Interno Bruto.
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