Las iniciativas afloraron por los participantes de la comisión general que discutió este panorama de carestía, en el pleno de la Cámara de Diputados.
Según datos de 2020 de la Red Brasileña de Investigación sobre Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional, en el gigante suramericano se registran 19 millones de personas (el país cuenta con cerca de 213 habitantes) que pasan hambre.
En 2018, había 10,3 millones en esta situación, de acuerdo con el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
Tales cifras fueron citadas por varios asistentes al intercambio, en la que expertos y legisladores alertaron que el 59,3 por ciento de los brasileños -125,6 millones- no han comido en cantidad y calidad ideales desde la llegada del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19.
Los datos se incluyen en la investigación Efectos de la pandemia en la situación de la seguridad alimentaria en Brasil, realizada por un grupo de la Universidad Libre de Berlín, en colaboración con la Universidad Federal del estado de Minas Gerais (sudeste) y la Universidad de Brasilia.
En un discurso leído en el pleno por el diputado Roberto de Lucena, el presidente de la Cámara baja, Arthur Lira, señaló que el hambre retornó al país a los mismos niveles observados en 2004 por el IBGE.
Detalló que el problema no está asociado a la falta de alimentos, pues la agroindustria y la agricultura familiar siguen produciendo bien, pero, sí, al contexto social, con la caída del empleo y la renta, y el aumento de la inflación.
Especialmente, añadió, la subida de los valores de los alimentos, el gas de cocina, los combustibles y la energía.
Lira advirtió que el Registro Unificado del Gobierno reconoció 14,7 millones de familias en situación de pobreza extrema en junio, frente a los 12,7 millones de 2018.
Para el diputado Roberto de Lucena, que solicitó el debate, las acciones de emergencia de asistencia socioeconómica, como las ayudas de emergencia y el programa Bolsa Familia, son muy necesarias, pero insuficientes.
‘Hay que asociarlos a iniciativas que garanticen la supervivencia de estas familias de forma digna y autónoma’, recomendó.
Otros invitados señalaron que el hambre en la nación no está causada por la pandemia de Covid-19, sino que es estructural y solo se agravó con la propagación de la enfermedad.
La exministra de Desarrollo Social y Lucha contra el Hambre Tereza Campello recordó que en 2017 Brasil regresó al mapa del flagelo.
Este retorno ‘está relacionado con el desmantelamiento de las políticas públicas’, subrayó.
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