Versada por poetas y acicalada de lugares como Copacabana, Pan de Azúcar y el estadio Maracaná, Río exhibe a su colosal ícono art decó, símbolo de la cristiandad brasileña, a 709 metros sobre el nivel del mar en el Parque Nacional de Tijuca.
Antes del monumento, inaugurado el 12 de octubre de 1931, hubo un mirador en la cumbre de la colina conocido como Chapéu do Sol (Sombrero de sol) por su forma física, que siguió todo un contexto histórico por orden de Pedro II, apodado El Magnánimo.
Para 1882, los ingenieros Pereira Passos y Teixeira Soares obtuvieron una concesión para construir una vía ferroviaria desde Cosme Velho hasta el pico del Corcovado.
Dos calendarios después se completó el camino de hierro con una longitud de unos tres mil 800 kilómetros. Fue la primera línea turística de América.
Con el ferrocarril funcionando, la sociedad de Río comenzó a subir al collado para extasiarse con la vista y despertó la curiosidad de la iglesia Católica.
Según historiadores, el sacerdote Pedro María Boss sugirió en 1859 que se construyera una imagen religiosa en la cúpula del mirador.
Tal idea se materializó a partir de 1912, cuando el cardenal Dom Joaquim Arcoverde insistió en edificar un Cristo para mostrar que la fe católica estaba presente en el pueblo brasileño. Las obras comenzaron en 1926 y el Chapéu do Sol se retiró en 1942.
Hecho de hormigón armado y la llamada piedra de jabón, el monumento fue diseñado por el ingeniero brasileño Heitor da Silva Costa y construido junto con el escultor galo Paul Landowski y el técnico compatriota Albert Caquot, entre 1922 y 1931 en Francia.
Con sus 30 metros de altura, sin contar los ocho del pedestal, sus brazos tienen 28 metros de ancho y la representación pesa mil 145 toneladas. Figura como la tercera escultura de Cristo más grande del mundo, detrás del Świebodzi, en Polonia, y el boliviano de la Concordia.
En 2007 el Cristo Redentor fue elegido oficialmente como una de las siete maravillas del mundo moderno y cinco años más tarde la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) lo consideró parte del paisaje de Río, incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad.
Como efigie protectora que recibe una media de dos millones de turistas al año, el monumento ‘se arropó de médico’ el 12 de abril de 2020 en honor a los profesionales de la salud, en medio de la pandemia de Covid-19.
El mayor símbolo de Brasil y de América Latina, Cristo Redentor, ‘con los brazos abiertos recibe a los turistas y bendice a los cariocas’, parafrasea a Prensa Latina la periodista y documentalista brasileña Rita Nardelli.
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