Esta sería la tercera vez que Rodríguez, del partido en el poder Vamos, busca encabezar una planilla para garantizar el control del Gobierno de Alejandro Giammattei sobre el Legislativo, como ha sucedido hasta ahora.
Sin embargo, sucesivos desgastes y procedimientos calificados como dictatoriales en el ejercicio de sus funciones tienen cuesta arriba lo que en principio parecía un triunfo fácil.
A partir de este viernes, a instancias de Jefe de Bloque el tema puede ser puesto sobre la mesa en un momento en que Vamos también se juega la aprobación del presupuesto del Estado, su principal prioridad, porque en 2020 la presión ciudadana obligó a echar para atrás el proyectado plan de gastos y el Ejecutivo funciona con el de 2019.
El ambiente está caldeado, aseguran diputados de diferentes bancadas, tanto de oposición como tradicionales aliadas al oficialismo, y una muestra fue un primer rechazo el pasado lunes a asistir a una reunión convocada por Rodríguez para definir el orden del día semanal.
En este juego de alianzas, un nuevo grupo surgió el miércoles último, denominado ‘derecha digna’, de diputados que se apartaron de la alianza incluso compartiendo escaños en la actual Junta Directiva (JD), como el vicepresidente Armando Castillo, de Visión con Valores (Viva).
Analistas explican que la JD está al parecer ahora en manos de 15 votos de indecisos en medio de denuncias de ofrecimiento de fuertes sumas de dinero y otras prebendas para garantizar a toda costa la reelección de Rodríguez o incluso, hasta parecen dispuestos a sacrificarlo, por alguna cara más creíble de Vamos.
En este reacomodo de fuerzas, aparece entre los líderes la figura de Álvaro Arzú (hijo), del bloque Unionista, quien en los últimos meses se convirtió en un duro crítico del oficialismo y anunció su separación formalmente.
Lo mismo hizo Castillo ante la frustración de ver que en el último año y medio se ha avanzado muy poco, argumentaron ambos.
Hasta ahora son cuatro bancadas las que marcaron distancia con la continuidad de Rodríguez y aunque no anunciaron alianzas tampoco descartaron la idea, al menos, de dar una fuerte lucha por el control del Congreso en un año preelectoral, a juicio de Fernando Ixpanel, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales.
Para Ixpanel este cambio de fuerzas es algo natural dentro del Legislativo y la articulación de una fuerza como segunda opción y con posibilidades de tomar realmente las riendas todavía se ve difícil.
Los siguientes días son decisivos porque la oposición se reconvirtió y no se marca por derechas o izquierdas, sino por intereses, y las alianzas son escaleras para alcanzar los objetivos, resumió.
Hay 78 diputados de 14 bancadas que se han alineado y comparten los mismos intereses de renovar la JD y arrebatarle el poder al oficialismo para marcar distancia.
En el otro extremo, también esta semana la oposición tradicional marcó en conferencia de prensa su postura en contra de la actual presidencia y no descartó presentar su alternativa.
Los argumentos fueron los mismos de los últimos dos años, estancamiento en la agenda legislativa y acuerdos bajo la mesa con beneficios particulares con la peculiaridad de una bandera de triunfo en los últimos meses, tumbarle al oficialismo dos estados de Calamidad, que trató de imponer con métodos turbios la Junta Directiva.
Ya abierta oficialmente la carrera por las riendas del Congreso, habrá que esperar a ver qué tan fuertes son estas alianzas iniciales y si alcanzarán para los 81 votos decisivos a favor del cambio, cosmético o un poco más radical.
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