El texto explica que las declaraciones del funcionario fueron realizadas durante una reunión sobre el tema con representantes de varios organismos del Estado, entre ellos la policía, la cancillería, el Consejo de Seguridad Nacional y el Bet Shin (la agencia de seguridad interior).
Bar Lev señaló que es importante retornar a la situación establecida en 1967, cuando este país ocupó tras una guerra de seis días a la franja de Gaza, Cisjordania y la zona oriental de Jerusalén.
Según los acuerdos entonces, los judíos podrán visitar el área con numerosas condiciones, pero no rezar.
Esta comunidad realiza sus plegarias en el muro occidental, conocido como Muro de los Lamentos o de las Lamentaciones, que constituye una barrera exterior del complejo y representa el único vestigio el segundo templo bíblico, construido por el rey Herodes.
El sitio sagrado es venerado tanto por musulmanes, que lo llaman Explanada de las Mezquitas, como por judíos, que lo conocen como el Monte del Templo.
Para los primeros porque en su interior está la Mezquita de Al Aqsa, mientras para los segundos porque allí se construyeron sus dos templos bíblicos.
Pese a los acuerdos de 1967, en los últimos años la policía israelí permitió de forma tácita a los judíos rezar el silencio, lo que provocó duras críticas de los palestinos y de los países musulmanes, en especial Jordania, encargada de administrar los sitios islámicos de la ciudad.
El tema volvió a primeros planos este mes tras un fallo del Tribunal de Apelaciones de Jerusalén que autorizó a los judíos a orar allí, pero días después el magistrado Aryeh Romanov, del Tribunal de Distrito de la metrópoli, invalidó la sentencia.
Hace 10 días Bar Lev criticó la decisión de la primera corte al estimar que podría provocar un nuevo levantamiento palestino.
La decisión ‘es un peligro para la paz pública y podría provocar un estallido’, manifestó el funcionario, que abogó por mantener el statu quo.
acl/rob