Según el portal de noticias G1, los agentes Douglas de Lucena Peixoto y Anderson Silveira son los primeros acusados en la acción policial más letal en la historia del estado.
De acuerdo con la imputación, De Lucena Peixoto cometió asesinato y fraude procesal, y Silveira perpetró fraude.
La jueza Elizabeth Machado ordenó la retirada de la pareja de operaciones de la Coordinadora de Recursos Especiales (CORE) de la Policía Civil y les prohibió realizar cualquier actividad en Jacarezinho.
Además, según la magistrada, ambos agentes no pueden tener contacto con ningún testigo del caso.
Machado también atendió un pedido del Ministerio Público de Río (MPRJ) y exigió que la investigación de la muerte de Omar Pereira da Silva en la Comisaría de Homicidios de la capital sea compartida con los fiscales del Grupo Especial que investiga los asesinatos, en un plazo máximo de 24 horas.
En la denuncia, el MPRJ indica que los dos policías civiles contaron con la ayuda de terceros para falsificar pruebas en la escena del crimen.
Tal documento obtenido por G1 afirma que los dos agentes recibieron el apoyo de otras personas para plantar una granada en el lugar en el que fue ejecutado Pereira da Silva.
‘Terceras personas aún no suficientemente identificadas en el expediente, en comunión de acciones y designios con los acusados Douglas y Anderson, innovaron arteramente el lugar de la muerte por intervención policial, para introducir una granada’, precisa el texto.
Al denunciar el incidente en la comisaría, los uniformados declararon que el sospechoso, antes de ser asesinado, les lanzó una granada. De Lucena admite en el registro que fue él quien disparó a Pereira da Silva.
Para los fiscales, no hubo legítima defensa de los agentes porque las pruebas obtenidas por el Ministerio Público indican que el hombre, sin armas, estaba acorralado y herido, con un disparo en el pie.
Asimismo, la víctima fue golpeada en el lado izquierdo del torso y existen ‘rastros de disparos a corta distancia’.
En una redada de nueve horas en la comunidad, murieron 28 personas: 27 hombres que, según la policía, eran ‘todos delincuentes’, así como un agente de policía civil.
Los testigos relataron que muchas de las víctimas fueron ejecutadas cuando ya se habían rendido, lo cual habría sido el caso de Pereira da Silva.
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