Muescas de hachas identificadas en algunos árboles de Canadá que usó para abastecerse de madera y construir poblados, armas y barcos, la comitiva liderada por Erik ‘El Rojo’, según narran sagas irlandesas, sustentan la teoría de expertos de la Universidad de Groninga, Países Bajos.
Precisó la publicación que sobre el año 1000 fundaron el pueblo de Leifsbudir, donde vivirían unas 60 personas durante varios años, hasta que las malas condiciones climatológicas y los enfrentamientos con los nativos les obligaron a volver a Groenlandia.
En 1960, el investigador noruego Helge Ingstad y su esposa, la arqueóloga Anne Stine Ingstad, reavivaron la hipótesis tras percatarse de unos raros abultamientos en el campo de L’Anse-aux-Méduses (la ensenada de las medusas) en Terranova, Canadá, que correspondían a las ruinas de tres cabañas de ese asentamiento.
Asimismo, encontraron centenares de objetos que coinciden con los de la cultura nórdica, entre ellos, utensilios de costura que indicaban la presencia de mujeres y un asentamiento estable.
Las dataciones por carbono de los restos constructivos indicaron hacia el año 1000, casi 500 años antes de la llegada de Colón a América, y coincidiendo con las aventuras de Erik ‘El Rojo’, reveló la investigación.
Demostraron también que ese pueblo fue el primero en cruzar el Atlántico, momento en el cual los caminos migratorios de la humanidad rodearon todo el planeta.
Para asegurarse de que fueron los vikingos y no indígenas ya asentados en aquellas tierras, buscaron marcas producidas por cuchillas de metal, una industria manejada por los nórdicos, pero que los locales no conocerían hasta más adelante.
Los autores tuvieron en cuenta la tormenta solar masiva del año 993 que quedó ‘grabada’ en los troncos de los árboles por la absorción de altos niveles de radiocarbono en la atmósfera, señal detectada en anillos de crecimiento de la madera en todo el mundo.
Aunque desconocen el número de expediciones vikingas y su duración, las pruebas indicaron un periplo corto, una posible razón de las pocas pruebas físicas, culturales y ecológicas dejadas en el Nuevo Continente.
‘No obstante, existen pruebas botánicas en L’Anse aux Méduses que confirman que los vikingos sí exploraron tierras más al sur que Terranova’, concluyeron los autores.
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