En un discurso en el estado de Paraíba (nordeste), el exmilitar volvió a defender el uso de la hidroxicloroquina, fármaco sin evidencia científica para combatir el patógeno.
Presumió de no haber recibido la vacuna antiCovid-19 y afirmó: ‘quien quiera seguir mi ejemplo, que lo siga, quien no quiera, que no lo siga, eso es libertad’, aseguró.
Sobre la hidroxicloroquina, asumió que tomaba el medicamento y cuestionó la autonomía de los facultativos para prescribirlo. ‘¿Por qué impedir al médico un tratamiento temprano?’, preguntó.
En un estudio publicado este año, la Universidad de Oxford (Reino Unido) concluyó que la hidroxicloroquina no ayudaba a salvar a los pacientes infectados por el virus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19.
Los investigadores afirmaron que los resultados ‘descartan de forma convincente cualquier beneficio significativo de la mortalidad’. Por lo tanto, el medicamento dejará de utilizarse para tratar la enfermedad.
A su llegada al acto en Paraíba, el excapitán del Ejército -sin máscara- fue recibido por sus partidarios, al tiempo que visitó el estado para inaugurar el nuevo tramo de la transposición del río Sao Francisco.
La víspera, la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) sobre gestión gubernamental ante la Covid-19 presentó un informe final en el que pide denunciar a 66 personas, entre ellas a Bolsonaro, a quien acusa de epidemia con resultado de muerte, infracción de medidas sanitarias preventivas, charlatanismo e incitación al crimen.
Además de falsificación de documentos particulares, gasto irregular de dinero público, prevaricación, crímenes contra la humanidad y de responsabilidad.
En el documento conclusivo de la CPI también fueron imputados cuatro ministros: Marcelo Queiroga (Salud), Onyx Lorenzoni (Trabajo y Seguridad Social), Wagner Rosario (Contraloría General) y Walter Braga Netto (Defensa).
Así como tres exministros: Ernesto Araújo (Cancillería), Eduardo Pazuello (Salud) y Osmar Terra (Ciudadanía). En la lista de acusados figuran asimismo tres hijos de Bolsonaro, el senador Flavio, el diputado federal Eduardo y el concejal en Río de Janeiro Carlos.
Con más de 600 mil vidas perdidas por el virus y más de 21,5 millones de infectados, el gigante sudamericano aparece como segundo país del mundo con más muertes, detrás de Estados Unidos, y el tercero en contagios, después de la nación norteña y la India.
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