Si bien ese icónico espacio capitalino no luce la concurrencia habitual por las limitaciones impuestas como consecuencia de la Covid-19, indudablemente refuerza su condición de escenario de obligada visita y reúne en sus 24 salas invitados nacionales y foráneos.
Pero, a juicio de Pedro León y familia residentes en Veracruz, resulta imposible en una sola oportunidad asumir un recorrido minucioso por sus instalaciones y la admiración de los aproximadamente 44 mil metros cuadrados, refugio de uno de los compendios más abarcadores y valiosos del mundo.
En declaraciones a Prensa Latina, el académico advirtió cómo el reconocimiento de sus siete mil piezas de arqueología y etnografía atrae a numerosos estudiosos de la historia pasada y presente en el país norteño pues, precisamente, una de las misiones de la pinacoteca es la investigación, conservación, exhibición y difusión.
¿Qué devela hoy el museo?
Sumado a las exposiciones permanentes, el espacio impulsa también muestras temporales como La grandeza de México, prevista hasta febrero de 2022, que ofrece una mirada respecto a la memoria cultural de la nación azteca, a partir de la configuración de su territorio, espiritualidad y simbolismo de sus lenguas y artes.
Los curadores aluden, asimismo, al proceso de formación de identidades y al variado mosaico de tradiciones incluidas en esa selección de 350 obras provenientes de 60 acervos de 22 estados de la República y de siete compilaciones internacionales de Francia, Italia, Suecia y Estados Unidos.
En noviembre venidero concluye la exhibición Camina el autor: Dibujos de la Nueva Crónica de Guaman Poma, con la reproducción íntegra de 33 de mil 188 páginas contenidas en el manuscrito del cronista indígena, enviado al rey Felipe III y referido a los padecimientos de los naturales y la solicitud de intervención del monarca.
Cada una de esas láminas, impresas en una edición facsimilar publicada por el Instituto de Etnología de París, visibiliza cómo el autor combinó textos con imágenes para lograr una narrativa clara y contundente acerca de las enfermedades de los indígenas del Perú durante la conquista española.
Por último, Roma eterna o la construcción de un mito permanecerá hasta el 2 de diciembre y resulta una exposición inédita con más de 250 imágenes en alta resolución de obras pictóricas, escultóricas y arquitectónicas vinculadas a la época de los emperadores, la Edad Media y el Renacimiento.
Constitución de la enorme pinacoteca
La referencia bibliográfica apunta que el primer antecedente del acervo actual data de 1790, fecha determinada como el redescubrimiento de la Piedra del Sol o Calendario Azteca—disco monolítico con inscripciones de la cosmogonía mexica y los cultos solares— y la deidad indígena Coatlicue o Falda de la Serpiente.
El Gobierno dictaminó en 1825 la conformación del Museo Nacional Mexicano con el propósito de alojar y exhibir los objetos arqueológicos, materializado cuatro décadas más tarde, y en el siglo XX los expertos incorporaron a los hallazgos ejemplares naturales y de valor testimonial reciente, divididos en varios recintos.
No obstante, la sede definitiva comenzó su construcción en 1963, diseñada por el arquitecto, urbanista y escritor Pedro Ramírez Vázquez, autor, asimismo, del Estadio Azteca—el más grande de México, el segundo de América y el séptimo del mundo— y la Basílica de Guadalupe.
Asistido también por los profesionales Rafael Mijares y Jorge Campuzano y tras 18 meses de edificación, el Museo Nacional de Antropología abrió sus puertas el 17 de septiembre de 1964, cercano al Bosque de Chapultepec, el mayor parque urbano del hemisferio occidental.
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