El ataque ocurrido la víspera en Damasco contra un autobús pretende perturbar la estabilidad de Siria y toda la región al servicio de Israel y los países que usan el terrorismo como arma política para lograr sus objetivos injerencistas despreciables, denunció la Cancillería por medio de una declaración.
Exigió una condena clara por parte de la comunidad internacional y el Secretario General de las Naciones Unidas a este acto criminal y tomar medidas disuasorias contra los países que apoyan y financian este tipo de acciones extremistas.
En su comentario sobre el suceso, el ministro del Interior, Muhammad al-Rahmoun, afirmó que esta acción se produjo después que el terrorismo fuera derrotado casi en la mayor parte del territorio nacional.
Prometió perseguir, capturar y procesar a los autores de este crimen dondequiera que estén, y destacó que la lucha contra el terrorismo no cesará.
A su vez, el viceministro de Exteriores, Ayman Susan, manifestó que este atentado demuestra la desesperación de los enemigos por la derrota de sus planes conspirativos.
Los responsables de este atroz crimen son los mismos autores del plan conspirativo contra Siria, a cuyo frente está la entidad sionista, precisó.
La víspera, 14 personas, entre uniformados y civiles, perdieron la vida otros tres resultaron heridos por la explosión de dos bombas contra un autobús de transporte militar en Damasco.
Desde la liberación de las zonas periféricas capitalinas de la presencia terrorista en el verano del 2018, Damasco vive una calma que fue perturbada por atentados selectivos contra figuras militares y civiles.
Tales ataques, según confirman analistas aquí, son perpetrados por células armadas que reciben órdenes e instrucciones de agencias de inteligencia de países hostiles a esta nación árabe, en particular de Israel, Estados Unidos y sus aliados, con el fin de desestabilizar a la nación y elevar la moral de los extremistas.
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