El rapto masivo de los menores y parte del personal docente y de servicios de la escuela, ocurrió en junio pasado cuando desconocidos armados irrumpieron en una escuela del distrito de Kebi y fueron perseguidos de inmediato por el ejército, que liberó poco después a una decena.
La cifra de víctimas del secuestro, una de las cuales murió en un choque entre militares y delincuentes, varía entre la oficial, alrededor de una treintena 30, y más de 100, según versiones oficiosas; también permanece en dudas si la liberación resultó del pago de rescate o debido a la presión ejercida por la persecución del ejército.
Los frecuentes secuestros y masacres de civiles inermes por bandas armadas en el norte y el occidente de este país africano constituyen una de las principales preocupaciones del gobierno central, junto a las acciones de los grupos islamistas Boko Haram y Estado Islámico de la Provincia de África Occidental.
A principios de esta semana, tras una matanza de civiles por una pandilla, el presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, prometió en una declaración pública que esos grupos de delincuentes, a los que calificó de enemigos de la humanidad, serán liquidados en breve por el ejército y las fuerzas de seguridad.
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