No los olvido nunca, siento vuestro grito y ruego por ustedes, dijo el sumo pontífice tras concluir el rezo dominical del Ángelus ante una multitud congregada en la Plaza de San Pedro.
En ese sentido, señaló que muchos de esos hombres, mujeres y niños son sometidos a una violencia inhumana y reiteró un llamado a la comunidad internacional de mantener las promesas de busca de soluciones comunes, concretas y duraderas para la gestión de los flujos migratorios en Libia y todo el Mediterráneo.
Tras referirse a la existencia de verdaderos campos de concentración en aquella nación norafricana, el papa instó a poner fin al retorno de los migrantes a países inseguros y priorizar al rescate de vidas humanas en el mar, con dispositivos de salvamento y desembarco previsibles.
Además, precisó, garantizarles condiciones de vida dignas, alternativas a la detención, canales regulares de migración y acceso a los procedimientos de asilo.
Sintámonos todos responsables por estos hermanos y hermanas nuestros, quienes desde hace demasiado tiempo son víctimas de esta gravísima situación, subrayó Francisco al pedir que ‘oremos juntos por ellos en silencio’.
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