En un acto celebrado en esta capital, el embajador guatemalteco en Francia y ante la organización multilateral, Francisco Gross, recibió la estela que representa el rostro zoomorfo de un soberano maya, que ascendió al trono con 27 años en el 729 (a. n.e), ceremonia en la cual participaron la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, y Aurence.
El diplomático agradeció el gesto y calificó de histórico y único el momento para su país, del que fue robada la pieza hace alrededor de seis décadas, durante el conflicto armado interno que azotó a la nación centroamericana.
De acuerdo con Gross, elementos como la estela constituyen un importante testimonio de la cultura y la identidad de los pueblos, las cuales los Estados y la comunidad internacional en general deben proteger y preservar.
Asimismo, destacó el enorme valor del sitio arqueológico de Piedras Negras, situado en el departamento de Petén, habitado por los mayas unos 400 años a.n.e, al recoger fechas de nacimientos, ascensos al trono, trabajos y muertes de soberanos.
Por su parte, Azoulay consideró el fragmento número nueve un símbolo de un mundo tan misterioso como fascinante y celebró que pueda próximamente apreciarse en el Museo Nacional de Arqueología y Etnología de Guatemala.
La directora general de la Unesco mostró orgullo por el papel desempeñado por la organización en los trámites de devolución y reconoció la decisión ‘corajuda y muy bienvenida’ de restituir este pedazo de historia al lugar donde pertenece.
En sus declaraciones reiteró la significación para la comunidad global de la Convención de 1970 contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales, instrumento ratificado por 141 Estados.
La coleccionista Aurence explicó que la pieza fue adquirida en 1963 a partir de la fascinación que ella y su esposo sintieron por la cultura maya, aunque sin conocer entonces la procedencia ilícita del fragmento.
El Gobierno del país centroamericano realizó trámites para detener la venta de la estela en una subasta desarrollada en septiembre en París, de la cual fue retirada por su otrora dueña, quien mostró satisfacción por la entrega al pueblo guatemalteco.
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