Biden se reunirá con el papa Francisco el 29 de octubre, antes de asistir a una cumbre de dos días de líderes del G20 en Roma, donde espera alcanzar un acuerdo sobre un impuesto global mínimo de 15 por ciento, según adelantó una nota oficial.
En su segunda gira fuera del país, el mandatario también asistirá a la conferencia climática COP26 de la ONU en Glasgow, Escocia, del 1 al 12 de noviembre, y anunciará ‘acciones clave’ sobre los principales temas de la reunión.
Sin embargo, la Casa Blanca se debate hoy entre lo real y las promesas, pues la agenda de Biden se encuentra estancada por las contradicciones en el parlamento estadounidense sobre el monto de los gastos, sin dudas el talón de Aquiles del gobernante.
Pudiera decirse que la gira europea será un escape para el presidente cuando sus índices de aprobación registran un nuevo mínimo del 43,4 por ciento en la media de encuestas del sitio FiveThirtyEight, mientras trabaja en un atasco legislativo en el Capitolio que afecta a dos proyectos de ley de gastos que son clave para su agenda.
A escasos días de abordar el avión presidencial, Biden aun no está seguro de que el Congreso apruebe el proyecto de ley bipartidista de infraestructuras de un billón de dólares y el paquete de gasto interno multimillonario, que incluye inversiones clave en gastos sociales y en planes para enfrentar el cambio climático.
El Congreso pretende ahora celebrar una votación sobre el proyecto de ley bipartidista de infraestructuras y aprobar el marco de este paquete de reconciliación esta semana, y de no lograrlo, se sumarán a varias derrotas de los demócratas para avanzar su agenda.
Aparejado a los desafíos hacia el exterior, una encuesta de Fox News, publicada la semana pasada, reveló que el 53 por ciento de los votantes registrados están muy preocupados por la inflación y el aumento de los precios, mientras que ningún otro tema de la lista supera el 50 por ciento entre las preocupaciones de los encuestados.
Por otra parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, presentará mañana el informe sobre la brecha de emisiones de gases de efecto invernadero elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en el cual seguramente se mostrarán los desafíos en ese terreno a escasos días de la COP26.
La falta de aprobación de una legislación climática audaz podría dificultar que Biden presione a otros países para que reduzcan sus emisiones y poco podrá ofrecer para ayudar a las comunidades a ser más resistentes a las catástrofes y a las inclemencias del tiempo causadas por el calentamiento del planeta.
El presidente prometió que su país reducirá a la mitad sus emisiones que calientan el planeta en la próxima década algo que es parte de su plan de reposicionar a la mayor economía del mundo como líder en los esfuerzos globales para detener el calentamiento.
Pero, según Michael Brune, director ejecutivo del Sierra Club, si no aprobamos la legislación sobre el clima a través de la conciliación, no tendremos la credibilidad necesaria para obligar a otros países a actuar a la escala y velocidad necesarias.
Todo eso ocurre mientras los científicos advierten de que el mundo debe reducir urgentemente las emisiones si la humanidad tiene alguna posibilidad de evitar que la temperatura media mundial aumente por encima de 1,5 grados centígrados, en comparación con los niveles preindustriales.
Ese es el umbral a partir del cual, según los expertos, el planeta sufrirá daños catastróficos e irreversibles, y algunos expertos señalan que es el momento del ahora o nunca, desafío al que Washington se enfrenta y las expectativas no son nada halagüeñas.
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