El texto lo emitió la Oficina de Información del Consejo de Estado (Gabinete) y detalló las acciones acometidas aquí para coordinar el desarrollo económico con la lucha contra la contaminación y emisiones tóxicas a la atmósfera.
Según el documento, el país enfrenta grandes desafíos como mantener el progreso mientras mejora la vida de la población, controla la polución y protege el medioambiente.
‘En 2020, China anunció nuevos objetivos y medidas. Su objetivo es alcanzar un máximo de emisiones de dióxido de carbono antes de 2030 y lograr la neutralidad de carbono antes de 2060, y reducir su intensidad de carbono en más del 65 por ciento en 2030 en comparación con el nivel de 2005’, recordó.
También se refirió a la decisión de detener los proyectos en esa esfera emprendidos en el extranjero y aumentar el apoyo financiero a iniciativas ecológicas.
La publicación también precisó que Beijing revolucionó la producción y el consumo de energía, promovió la transición a la industria baja en carbono, aumentó la capacidad de los ecosistemas para retener ese recurso y fomentó en la población estilos de vida más amigables con el entorno.
Ello dio como resultado una caída de 48,5 por ciento en la intensidad del mineral entre 2005 y 2020 y, en consecuencia, el país redujo de forma significativa las emisiones de dióxido de carbono.
El texto mencionó el rápido desarrollo de fuentes de energía limpias en el gigante asiático, con mayor empuje en la fotovoltaica y la eólica, pero también se refirió al progreso en el ahorro de electricidad.
Entre otras cuestiones, indicó que en los últimos seis años China estuvo a la cabeza en la producción y venta de vehículos impulsados por fuentes alternativas a los combustibles fósiles.
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