Al inicio de su discurso, Johnson comparó a los líderes mundiales con el famoso James Bond, el famoso espía británico de la saga cinematográfica que a menudo termina ante una bomba de tiempo y con escasos segundos para decidir que cable cortar para salvar al mundo.
Hoy estamos en la misma posición que James Bond, pero la tragedia es que esto no es una película, y la bomba es real, afirmó el gobernante conservador británico.
El primer ministro, quién es el anfitrión de la COP26 que sesionará en la ciudad escocesa hasta el 12 de noviembre, llamó además a sus colegas a adoptar medidas urgentes para detener el cambio climático porque si fracasamos, dijo, las generaciones futuras no nos perdonarán.
Aseveró que se dispone de la tecnología y se puede encontrar además el financiamiento, pero se preguntó si existe la voluntad política para hacerlo.
Al respecto, exhortó a sus colegas del mundo a tomar medidas concretas para prescindir del uso del carbón mineral como fuente de energía, acelerar la transición hacia los vehículos eléctricos, detener la deforestación y apoyar financieramente a las naciones en vías de desarrollo a enfrentar la crisis climática.
Al igual que Johnson, el príncipe Carlos también llamó al sector financiero a ayudar a detener el cambio climático, al advertir que para ello se necesitan millones de millones de dólares, no miles de millones.
En opinión del heredero de la corona británica, se necesita poner en práctica una campaña al estilo militar para movilizar esos fondos.
Tras recalcar que el tiempo se agota, Carlos recordó a los líderes mundiales que los ojos y la esperanza del mundo están sobre ellos.
El reconocido ambientalista y presentador británico David Attenborough también intervino en la ceremonia inaugural de la COP26 para alertar que el impacto del cambio climático es inevitable y que el mundo ya está en “problemas” como resultado de la actividad humana.
Attenborough llamó la atención, sin embargo, sobre la desigualdad de esos efectos, al señalar que los países menos industrializados tuvieron una responsabilidad menor en la destrucción medioambiental, pero son los más afectados.
La COP26 es vista por los ambientalistas como una de las últimas oportunidades para implementar medidas dirigidas a limitar a 1,5 grados Celsius y reducir a cero las emisiones de carbono, tal y como se acordó en París en 2015.
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