A las 05:30 hora local los diputados sancionaron el presupuesto, el primero en más de tres años, luego de una maratónica sesión iniciada en la noche del miércoles.
Los medios de prensa destacaron que ahora toca la parte más difícil, la aprobación de los gastos del próximo año, cuyo debate comenzará en las próximas horas.
Sancionar esa iniciativa es una prueba clave para la coalición de ocho partidos del primer ministro Naftali Bennett, tanto para demostrar que la alianza ideológicamente dispar puede unirse en temas importantes como para evitar nuevas elecciones, subrayó el diario The Times of Israel.
Si antes del 14 de noviembre no hay luz verde al texto entonces el legislativo se disolvería de forma automática y las autoridades convocarían a nuevos comicios, previstos para principios del próximo año.
El plan de gastos de 609 mil millones de sequeles (194 mil millones de dólares) para 2021 es el primer presupuesto aprobado desde mayo de 2018, debido a un estancamiento político prolongado que provocó la caída de los sucesivos gobiernos.
El de 2022 prevé egresos por valor de 573 mil millones de sequeles (unos 183 mil millones de dólares), que incluye fondos adicionales al Ejército para preparar un eventual ataque a las instalaciones nucleares iraníes.
La variopinta alianza gubernamental está integrada por agrupaciones de ultraderecha, centro, islamista, izquierda, todas unidas en su rechazo a la vuelta al poder de Benjamín Netanyahu, quien dirigió el país durante 15 años, 12 de ellos de forma ininterrumpida.
La coalición tiene apenas 61 curules en la Knesset, por lo que cada voto es decisivo para evitar la caída de Bennett, antiguo aliado de Netanyahu, con quien comparte posiciones ultranacionalistas.
Precisamente, durante el proceso, Netanyahu y el jefe del partido ultraortodoxo Shas, Aryeh Deri, respaldaron por error al Ejecutivo durante la votación de sendas enmiendas presentadas por la oposición.
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