Esa revista científica hace referencia a un estudio de la Universidad de Exeter de Reino Unido, el cual advirtió que aquellos países que más tarden en descarbonizarse sufrirán más consecuencias negativas, al contrario de los que estén al día en esos propósitos.
La investigación destaca el riesgo de producir mucho más petróleo y gas de lo necesario para la demanda futura, que se estima entre 11 billones (millón de millones) y 14 billones de dólares en los llamados activos varados: infraestructura, propiedades e inversiones donde el valor cae tan abruptamente que deben ser cancelados.
El autor principal, Jean-Francois Mercure de la Universidad de Exeter, señaló que el cambio a la energía limpia beneficiará a la economía mundial en general, pero debe manejarse con cuidado para evitar focos regionales de miseria y una posible inestabilidad global.
Al respecto, significó que el estudio ilustra cómo una caída en la demanda de petróleo y gas antes de 2036 remodelará el panorama geopolítico, en tanto los flujos de inversión y los compromisos gubernamentales para alcanzar cero emisiones netas para 2050 harán que la energía renovable sea más eficiente, más barata y estable.
También asegura que los activos más vulnerables son los que se encuentran en regiones remotas o entornos técnicamente desafiantes, y entre los más expuestos situó a las arenas bituminosas canadienses, el esquisto estadounidense y el Ártico ruso, seguidos de pozos marinos profundos en Brasil y otros lugares.
El petróleo del Mar del Norte también es relativamente caro de extraer y es probable que se vea afectado cuando la demanda caiga.
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