Hasta el 20 de noviembre, Día de la Conciencia, se recuerda en todo el país la muerte en 1665 de Zumbi de los Palmares, un esclavo que se convirtió en líder del quilombo (comunidad afrobrasileña) de los Palmares al lado de su compañera Dandara.
«Fueron los hombres y mujeres negros quienes, durante décadas de lucha, denunciaron la democracia racial y ofrecieron al país una propuesta de nación verdaderamente democrática», señaló la historiadora Luciana Brito, especializada en estudios sobre la esclavitud, la abolición y las relaciones raciales en Brasil y Estados Unidos.
De acuerdo con los coordinadores, en la jornada, además de evocarse en casi todas las ciudades la saga liberadora de Zumbi de los Palmares, se denuncia el genocidio de miles de jóvenes negros en las periferias y se recalca en la necesidad de combate político contra el racismo estructural.
Para Isadora Bispo, una de las coordinadoras del programa en el municipio Santa Maria, del estado Rio Grande do Sul, el calendario es adecuado para recordar historias de origen africano y movimientos de resistencia.
Todo programa resulta importante porque es un momento para reafirmar a todos y todas que son conscientes de la participación de la población negra en la sociedad brasileña. Desgraciadamente, todavía nos encontramos con escenarios de exclusiones y discriminaciones, alertó.
«El 20 de noviembre es un día para recordar todas nuestras historias y ascendencia de origen africano; una jornada para recordar a quienes nos precedieron y resistieron, para recordar a Zumbi dos Palmares y para recordar que, sí, hay que luchar por la igualdad y por la igualdad de derechos», remarcó.
Estadísticas oficiales revelan que los negros (54 por ciento de una población cercana a 213 millones de habitantes) son minorías en las profesiones, educación superior, remuneraciones salariales, entre otros aspectos de la vida.
Sin embargo, son mayoría en las cárceles, en el desempleo, la pobreza y en el porcentaje de víctimas de homicidio.
Además, la matanza de negros a manos de la policía en las favelas, y más claramente en Río de Janeiro, está entretejida en las comunidades como la samba o el fútbol.
La probabilidad de que una persona negra sea ultimada en Brasil es 2,6 veces mayor que la de una que no lo sea. Los negros representaron el 77 por ciento de las víctimas de asesinato en 2019, según datos del Atlas de la Violencia 2021.
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