Demarcaciones como la suroccidental Guizhou habilitó una línea telefónica para recibir de forma confidencial denuncias sobre esas actividades y de las empresas involucradas.
Los residentes pueden informar acerca de las compañías implicadas en el negocio, ya sea bajo el disfraz de centros de datos que gozan de políticas preferenciales en términos de impuestos, uso de tierras, precios de la electricidad, o también que funcionan como cibercafés.
Además, podrán notificar a las autoridades acerca de los individuos e instituciones que realizan transacciones con divisas virtuales, rentan espacios o de forma ilícita ofrecen otros servicios a los “mineros” de criptomonedas.
De igual manera, la provincia de Sichuan delineó acciones para monitorear y regular con más efectividad dicho negocio.
Esos movimientos siguen a una alerta de la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo (máximo órgano regulador) sobre la necesidad de endurecer la ofensiva contra la minería de monedas virtuales mediante sanciones más fuertes, pues algunos implicados recurren a la electricidad del sector residencial para mantener sus operaciones.
China listó a finales de septiembre pasado a dicha industria entre los sectores a eliminar de inmediato, prohibió todo tipo de proyecto afín y remarcó un enfoque de tolerancia cero mientras promueve el ahorro de energía y avanza en su plan de cortar las emisiones de carbono.
Con ese fin, aplica forma rigurosa las regulaciones e incrementó la vigilancia para evitar la continuidad de una actividad que aporta poco a la economía y sí devora los recursos energéticos.
En China se realiza más del 75 por ciento global de la “minería” del bitcoin, pero en mayo pasado un comité del Consejo de Estado (Gabinete) decidió perseguir y castigar tanto ese proceso como el uso de las criptomonedas, para evitar riesgos financieros y que los fiascos individuales se dispersen por toda la sociedad.
Anteriormente, el gigante asiático prohibió que las instituciones financieras y las empresas ofrezcan servicios relacionados con transacciones de las divisas digitales, y advirtió a los inversores contra el comercio especulativo de esos sistemas.
Como resultado, muchos mineros del bitcoin en China suspendieron las labores y otros valoraron mudarse a países como Canadá y Estados Unidos, ambos destinos atractivos para quienes usan energía termal.
De conjunto, también hubo una baja en la producción y exportación de máquinas utilizadas en la industria, pese a las demandas del mercado mundial.
jf/ymr