El mandatario de mayor edad que ocupó la Casa Blanca en la historia del país arriba a este nuevo aniversario con el peso de la retirada caótica y mortal de Afganistán.
El 31 de agosto pasado Washington concluyó la evacuación de las tropas del territorio centro-asiático, un proceso que dejó imágenes desesperantes en el aeropuerto de Kabul.
Tres meses después, aún quedan decenas de estadounidenses abandonados a su suerte en el país tomado en tiempo récord por el Movimiento Talibán, y devastado por 20 años de guerra injustificada, tras la invasión estadounidense y aliados de la OTAN.
Biden también heredó de su antecesor Donald Trump el país más golpeado en el mundo por la pandemia del nuevo coronavirus.
El mal manejo de la crisis sanitaria del magnate neoyorquino supuso que el líder demócrata tuviera que catalizar el proceso de vacunación masiva entre los estadounidenses, muchos de ellos aún escépticos ante la eficacia de los inmunizantes debido a las campañas de desinformación del anterior mandatario.
Desde enero de 2021 se dispararon los cruces y deportaciones de migrantes, que intentan llegar al país desde México. Las cifras son históricas, según las autoridades del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés).
Los más de 1,7 millones de encuentros -término que usan las autoridades para no llamarles “detenciones”-, registrados entre octubre del 2020 y septiembre del 2021 convirtieron ese período en el más intenso nunca antes visto en la frontera sur.
En la conciencia de Biden están intactas las fotos que le dieron la vuelta al mundo el pasado octubre, de guardias fronterizos persiguiendo y azotando a migrantes haitianos a orillas del Río Bravo, reminiscencia de las patrullas de esclavos de otra época.
El líder demócrata llega a sus 79 años poco después de someterse a una colonoscopia de “rutina”, mientras crecen los temores sobre su capacidad física para sobrellevar las responsabilidades de un presidente, y las energías que suponen.
De acuerdo con una encuesta de Politico/Morning Consult, un 50 por ciento de los ciudadanos estadounidenses consideran que el demócrata no goza de “buena salud” en general.
Entre las pocas alegrías que tiene para agradecer este 20 de noviembre, es la aprobación del proyecto de infraestructuras de un billón de dólares, lo que costó meses de trifulcas partidistas y boicoteos del expresidente Trump, quien es una sombra permanente en la vida política del país.
Pero aún tiene pendientes varios paquetes de gasto en servicios sociales y la lucha contra el cambio climático, entre otros, aprobados la víspera por la Cámara de Representantes, a los que los expertos auguran un incierto futuro en el Senado.
Son muchas incógnitas y muy pocas certezas. Lo cierto es que el líder demócrata tendrá que restaurar la confianza de los votantes en su gestión para poder pensar en una victoria durante los comicios de medio término en 2022 y, por qué no, poner miras en su posible reelección en 2024.
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