“Tenemos que llegar a los polacos, a cada polaco, y demostrarles que no somos bárbaros, que no queremos una confrontación, que no la necesitamos. Porque entendemos que, si nos pasamos de la raya, la guerra no se podrá evitar. Y esto será catastrófico”, señaló el mandatario, según la agencia de noticias Belta.
En reunión con el gobernador de la región de Grodno, Vladimir Karánik; y su asistente, Yuri Karáev, Lukashenko subrayó que su Gobierno no envía de manera deliberada a nadie a través de la frontera, «pero protegeremos a esta pobre gente todo lo que podamos”. Según el jefe de Estado, ya la posición de Varsovia no es aprobada por la población polaca.
“La gente común, la población de Polonia, las mujeres, madres, han empezado a indignarse por el hecho de que se prohíba el paso a los refugiados. Ya los militares, los guardias fronterizos no entienden a los dirigentes polacos. También los oímos hablar”, dijo.
Señaló que esa situación preocupa a las autoridades del país y que poco a poco la gente entenderá que Lukashenko no es la razón de este éxodo de refugiados.
La crisis migratoria en las fronteras de Belarús con Polonia, Lituania y Letonia comenzó a principios de año, pero se agravó a partir del 8 de noviembre, cuando miles de personas se acercaron a la frontera polaca desde el lado belaruso, donde permanecen.
Mientras las naciones occidentales acusan a Minsk de provocar el conflicto Lukashenko ha reiterado que el país no es culpable de tal situación, la cual considera consecuencias de las guerras y las difíciles condiciones de vida que padecen las personas en esos países.
mgt/mml