“Nosotros, los belarusos, incluyéndome a mí, haremos todo lo que quieran, aunque esto no le venga bien a los polacos, los letones y otros», dijo Lukashenko, al intervenir ante los refugiados cerca del campamento del centro logístico y de transporte de Bruzgui, donde se encuentran albergados. Señaló que Minsk los conoce y entiende bien, por lo que espera que la situación en la frontera pronto se resuelva, indicó la agencia de noticias Belta.
El mandatario declaró que entre dos mil y tres mil inmigrantes se encuentran en el país, además de los otros dos mil en el centro logístico Bruzgui, cerca del punto de control en el límite territorial entre Belarús y Polonia.
Enfatizó que su Gobierno no politizará sus problemas. “En ningún caso vamos a jugar y hacer política sobre sus destinos”, aseguró el jefe de Estado.
Lukashenko puntualizó que Minsk no aumentará las tensiones con Varsovia por crear un corredor humanitario para el paso de inmigrantes a Alemania.
“¿Qué podemos hacer por ustedes? Pero entiendan que no podemos comenzar una guerra para abrirles un corredor a través de Polonia a Alemania”, expresó, dirigiéndose a las personas acogidas en ese lugar.
Les recordó que cuando intentaron entrar a Polonia a través de los puntos de control fronterizo los guardias les arrojaron químicos venenosos, granadas sónicas, gases lacrimógenos.
El jefe de Estado aseguró que Belarús no expulsará por la fuerza a los inmigrantes que se encuentran en el país. “De ninguna manera les detendremos, cargaremos en aviones y enviaremos de vuelta a su patria si no lo quieren”, indicó, a la vez que informó que, hasta ahora, unos mil inmigrantes ya abandonaron esta nación.
Aclaró que Minsk tampoco les impedirá que intenten ingresar a los países occidentales. “Si quieren ir en dirección oeste, no les oprimiremos, no les agarraremos y no les golpearemos. Es su voluntad”, advirtió el presidente belaruso.
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