En ocasión del Día de la Medicina Latinoamericana, que rinde homenaje al natalicio del sabio, en las redes sociales circulan mensajes de autoridades sanitarias, organizaciones políticas y solidarias que enfatizan en las recomendaciones higiénicas de Finlay que permitieron combatir la enfermedad en los días angustiosos de la construcción del Canal.
Otros rememoran su legado en la obra de la Revolución triunfante de 1959, el acceso igualitario a la salud y la contribución desinteresada a otros países del mundo de los profesionales de la salud.
El 24 de diciembre del pasado año arribaron a tierras canaleras 230 especialistas del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve para a juicio del director general de la Caja de Seguro Social, Enrique Lau, revertir la situación que presentaba entonces el país centroamericano ante la Covid-19.
También el ministro de Salud, Luis Francisco Sucre, agradeció el gesto de hermandad y solidaridad del pueblo y gobierno de la Isla en el enfrentamiento a la pandemia.
En abril del pasado año en la despedida de un primer grupo de la brigada, el titular reconoció la invaluable labor que desarrollaron estos profesionales de la medicina en hospitales e instalaciones habilitadas para la atención de los pacientes y aseguró que el pueblo cubano ha demostrado solidaridad, vocación y sentimientos de hermandad hacia sus hermanos panameños, lo cual es recíproco.
Durante su mensaje de gratitud, Sucre reconoció la bondad y el valor de los galenos cubanos de venir a Panamá en el momento más complejo de la enfermedad.
Como resultado de su “trabajo, solidaridad, sacrificio y humanismo” los médicos cubanos fueron postulados al premio Nobel de la Paz 2021, nominación que contó con el respaldo de académicos locales e instituciones regionales como el Parlamento Latinoamericano y Caribeño.
Otros como la vicepresidenta del Frente Amplio por la Democracia (FAD), Maribel Gordón, también nominó al Contingente a ese reconocimiento y resaltó la visión “clara y evidente del comandante Fidel Castro” sobre la necesidad de contribuir con los pueblos desde la solidaridad, para lo cual creó ese colectivo.
El grupo de 23 antillanos que laboró hasta junio último en el hospital Nicolás Solano estuvo integrado por intensivistas, internistas, cardiólogos y neumólogos, quienes prestaron sus servicios en seis de las siete salas habilitadas para infectados con la Covid-19.
Las 10 brigadas del Henry Reeve en Panamá estuvieron desplegadas también en la occidental provincia de Chiriquí, hospitales capitalinos e instalaciones asistenciales alternas creadas a partir de la escalada de la pandemia.
Al frente de aquel contingente estuvo el doctor Héctor Pérez, quien aseveraba la disposición de sus miembros de seguir colaborando en esta lucha contra la Covid-19 y en cualquier otra situación que requiera de ayuda.
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