Los motivos de esa decisión son el supuesto genocidio, establecimiento de campos de reeducación y maltrato a las etnias de la región autónoma uigur en Xinjiang, algo rechazado en múltiples ocasiones por las autoridades locales.
China ya presentó este martes una protesta formal ante la representación de Washington aquí y le advirtió de prepararse para asumir las consecuencias de un acto, que considera contrario al espíritu deportivo.
“Estados Unidos pagará el precio de su error (…) intenta interferir en las olimpiadas de Beijing con prejuicio ideológico, y basado en rumores y mentiras”, precisó en rueda de prensa Zhao Lijian, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Deploró la insistencia de manipular el certamen y denunció que el boicot infringe los principios de neutralidad política del deporte y de unidad establecidos en la carta olímpica.
Asimismo, Zhao alertó a la Casa Blanca que con su actitud solo perjudicará el diálogo y la cooperación bilateral en áreas importantes y asuntos internacionales.
De hecho, ese movimiento discuerda con pasos frescos para inyectar un tono conciliador entre ambos países y procurar un giro en sus relaciones, enconadas por la injerencia en Xinjiang y otros asuntos como el apoyo a acciones separatistas de Taiwán, la crisis en Hong Kong y el origen de la pandemia de la Covid-19.
Si bien el boicot diplomático es visto aquí como una provocación con secuelas para los nexos entre las principales potencias del orbe, otros representantes y la prensa de China lo minimizan y aseguran que nunca hubo intención de invitar a funcionarios estadounidenses a los juegos.
Para la misión de Beijing ante la Organización de Naciones Unidas se trata de una farsa y un reflejo de la mentalidad de Guerra Fría que no empañará el éxito de la lid porque el centro de atención será el desempeño de los atletas y no la asistencia de dirigentes gubernamentales.
Mientras, la agencia Xinhua lo definió como una excusa inventada a conveniencia y que trascenderá nada más por dejar al desnudo la prioridad concedida a los intereses de algunos políticos por encima de la paz y unidad de la humanidad.
De otro lado, muchas voces ponen en duda que el boicot sume a los patrocinadores internacionales de Beijing-2022, cuya lista incluye a corporaciones norteamericanas como Coca-Cola, Intel, P&G y Visa, entre otras.
Japón, un aliado de Washington en la zona, dijo hoy que analizará con profundidad el significado de la cita deportiva en términos de diplomacia y también tendrá en cuenta otros factores antes de tomar una decisión acorde a sus intereses nacionales.
El Comité Olímpico Internacional expresó respeto por la medida norteamericana por tratarse de un movimiento político del Gobierno y dio la bienvenida a la participación de los atletas al certamen invernal.
Aparte de Estados Unidos, Australia, Reino Unido y Canadá también promueven un boicot internacional contra los juegos por el supuesto abuso en Xinjiang, con fuerte presencia de musulmanes.
China negó en reiteradas ocasiones esas acusaciones y auguró el fracaso de una campaña dirigida a politizar las competencias, que convertirán a su capital en la única urbe del planeta en albergar ambas variantes de la lid internacional tras ser anfitriona de la versión veraniega de 2008.
mem/ymr