La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA) incluyó al cuerpo celeste rocoso en la lista de “potencialmente peligrosos” y pasará a una velocidad de casi 24 mil kilómetros por hora, aunque en esta ocasión no representará ningún riesgo.
Nereus tiene un alto contenido en metales y es considerado un valioso objetivo para la industria de la minería espacial, además del interés científico, por lo que se convertirá en uno de los principales objetivos para su explotación.
Asterank, una base de datos científica y económica de más de 600 mil asteroides, confirmó depósitos de hierro, níquel y cobalto por valor de cuatro mil 710 millones de dólares, y lo sitúa en el tercer puesto de la lista, por detrás de Ryugu (82 mil 760 millones) y 1989 ML (13 mil 940 millones).
La minería espacial, según expertos, se convertirá en una de las actividades más económicas y rentables a partir de la segunda mitad de este siglo, precisó la publicación.
Nereus, nombre del dios griego del mar hijo de Gaia, regresará en varias ocasiones a la órbita terrestres y, según la agencia espacial norteamericana, dentro de 30 años esa distancia será tres veces menor.
Según los cálculos, el asteroide volverá a acercarse a la Tierra el 2 de marzo de 2031 y en noviembre de 2050. El 14 de febrero de 2060 su distancia apenas superará el millón de kilómetros.
De acuerdo con los parámetros de la NASA, cualquier objeto espacial a menos de 193 millones de kilómetros de distancia se considera como “cercano a la Tierra”, y con un movimiento rápido en un radio de 7,5 millones de kilómetros de nuestro planeta entra de forma automática en la lista de “potencialmente peligrosos”.
Todos los miembros de esta última tienen un seguimiento exhaustivo, con el objetivo de detectar cualquier cambio en la trayectoria prevista que pudiera ponerlos en ruta de colisión contra la Tierra.
Fue observado por primera vez en 1982 y se acerca aproximadamente una vez cada 10 años, de ahí que la NASA y la Agencia Espacial de Japón JAXA consideraron la posibilidad de recolectar una muestra con la misión Hayabusa enviada en 2003 al asteroide Itokawa.
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