El resultado tiene que ser presentado en los puntos de embarque con destino al territorio británico, independientemente de si los pasajeros están vacunados o no contra el coronavirus SARS-CoV-2, y el examen debe realizarse en un plazo máximo de 48 horas antes de la fecha del viaje.
Los recién llegados también tendrán que hacerse otra prueba de PCR al segundo día de su llegada, y mantenerse aislados hasta recibir las conclusiones del laboratorio.
La medida, que supone un golpe para la industria de viajes, se une al cierre de fronteras con una decena de países africanos y al restablecimiento del uso obligatorio de la mascarilla en el transporte público y espacios cerrados impuestos la semana pasada por Londres, tras la identificación de la nueva variante en Sudáfrica.
Pese a ello, la cepa continúa propagándose en el Reino Unido, donde en las últimas horas se detectaron otros 90 casos positivos a ómicron, para un total de 336 contagios.
Según el ministro de Salud, Sajid Javid, muchas de las personas infectadas no tienen vínculos con viajes internacionales por lo que la conclusión es que existe transmisión comunitaria de la variante en varias partes de país, pero sobre todo en Inglaterra, que acumula 261 de los contagios, mientras que Escocia y Gales tienen 71 y cuatro, respectivamente.
Aunque todavía no hay muchos datos disponibles sobre Ómicron, los expertos temen que sea más contagiosa que la delta, que es responsable ahora del 99 por ciento de los casos reportados en el Reino Unido, o pueda evadir el efecto protector de las vacunas.
La Agencia de Seguridad de Salud Pública aseguró, por su parte, que hasta el momento no hay evidencias de que alguna de las personas infectadas con ómicron haya necesitado hospitalización, lo cual podría indicar que solo produce síntomas leves de la enfermedad.
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