Entre aplausos y vitores, allí en ese emblemático lugar, el brasileño Luis Inacio Lula Da Silva, el uruguayo José Mujica, la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, y el presidente Alberto Fernández, dejaron plasmada una imagen muy significativa en estos tiempos difíciles, pero llenos de esperanza por la construcción de la Patria Grande.
Los cuatro, juntos, abrazados en una foto simbólica, escoltados por miles de argentinos, volvieron a llamar a la unidad de América Latina, a caminar juntos el mismo sendero construido en aquella década ganada, como la definió una vez el expresidente ecuatoriano Rafael Correa, con varios gobernantes progresistas haciendo historia.
A 38 años de la vuelta a la democracia en Argentina, cuando asumió Raúl Alfonsín, y a dos de que Alberto y Cristina Fernández llegaran al Gobierno, movimientos sociales, organismos de derechos humanos, jóvenes, veteranos, se juntaron en la Plaza en este día muy significativo para un país, cuyas heridas de la dictadura aún permanecen abiertas.
«Fueron las Madres y las Abuelas y la sangre de nuestros soldados en Malvinas los que recuperaron la democracia hace 38 años», apuntó en el acto Cristina Fernández, quien en su discurso recordó aquel 25 de mayo, cuando Mujica, Lula, Hugo Chavez, Correa, estuvieron en el acto por el Bicentenario de Argentina en esa misma plaza.
Eramos presidentes de gobiernos nacionales, populares y democraticos que junto al pueblo recorríaamos las calles. Fue un momento único en la historia de Latinoamérica, de crecimiento economico, de incorporar millones de ciudadanos a la inclusión social, dijo.
En sus palabras, la vicemandataria señaló que cuando dejó el Gobierno, justo hace seis años hoy, dejó un país con la desocupación apenas del 5,9 por ciento, le pagamos al FMI, dejamos el salario mínimo en dólares más alto de la región. Le pese a quien le pese, los peronistas generamos más clase media en Argentina que nadie.
Luego vino la noche negra, recordó en referencia al gobierno que la sucedió, y señaló que hoy no es necesario hacer desaparecer ni torturar. Basta hacerlo todos los días con tinta en los diarios o con micrófonos en la televisión. Esos, advirtió, son los nuevos métodos y las nuevas formas de persecución a los dirigentes del campo nacional y democrático.
Cristina se mostró confiada en que Lula vuelva a hacer presidente de Brasil y remarcó que Alberto Fernández cuando asumió se encontró con el regreso del FMI y el regalito de 44 mil millones de dólares de deuda.
Casi al final de su exposición, la vicemandataria enfatizó que un presidente puede ser muy inteligente y capaz, tener coraje y valentía pero necesita de la participación popular. Salgan a la calle cuando tengan que defender sus derechos, los de su patria, los de sus hijos, convidó a los presentes.
Entre aplausos y cánticos, el presidente Alberto Fernández fue el encargado de cerrar el acto, donde pidió defender a capa y espada la democracia, tras subrayar que Argentina es hoy un símbolo de los derechos humanos en el mundo.
«La democracia es libertad, es respetarnos en la diversidad. Digo esto en un tiempo donde las posiciones más extremas han vuelto a aparecer y bajo el rótulo de libertarios y liberales, surgen esos defensores del conservadurismo, los xenófobas y negacionista».
A esos negacionistas recordemoles que en Argentina se vivió un terrorismo de Estado que se llevó la vida de miles de personas, manifestó el mandatario, quien apuntó contra aquellos que invitan al olvido y solo quieren sacarse de encima la responsabilidad que tuvieron en el tiempo que gobernaron.
«Vamos a seguir trabajando, primero los últimos, los más postergados. Haremos lo necesario para que la pobreza y el hambre vayan desapareciendo, que cada uno encuentre un empleo digno, que la educación pública vuelva a hacer la de antes, que la justicia funcione no persiguiendo ni encubriendo». Hoy, dijo, empezamos a construir la Argentina que soñamos entre todos.
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