La decisión reconoce el aporte decisivo de esa personalidad histórica a la revolución liberadora del pueblo en la nación centroamericana, su contribución a las bases fundacionales genuinamente cristianas, fraternales y solidarias y su espíritu de entrega a la humanidad.
El decreto presidencial recuerda su sacrificio supremo en cada instante de la lucha por la liberación de los oprimidos en su tierra, hasta su muerte el 11 de diciembre de 1978, en Rivas, y durante la guerra insurreccional contra el dictador Anastasio Somoza Debayle.
El documento alude a la carta navideña redactada por el mártir, nacido en España y conocido como Comandante Martín, el 25 de diciembre de 1977, en la cual anuncia su voluntad de unirse a la lucha clandestina como soldado del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
“Como nicaragüense adoptivo que soy, como sacerdote, he visto en carne viva las heridas de mi pueblo (…), la explotación inicua del campesino, aplastado bajo la bota de los terratenientes protegidos por la Guardia Nacional, instrumento de injusticia y represión”, refiere la misiva.
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