Las palabras de Bolsonaro respecto al legado que dejará están en contradicción con el estado de opinión de los brasileños y del resto de las fuerzas políticas representadas en el legislativo.
“Estoy cada vez más seguro de que dejaremos un Brasil para los que nos sucedan mucho mejor que el que recibimos a principios de 2019”, dijo el mandatario en la graduación de 197 aspirantes de la Escuela Naval de Río de Janeiro.
Sondeos recientes indican, por ejemplo, que la vida empeoró durante sus casi tres años de gestión, y esa percepción negativa está muy vinculada al escenario económico y la reducción del poder adquisitivo de las mayorías, afectada por la inflación y el alza de productos de primera necesidad.
También es evaluada de negativa la labor gubernamental respecto a la pandemia de la Covid-19, el combate a la corrupción, la reducción de violencia y la criminalidad, la creación de nuevos puestos de trabajo, y la quema y deforestación del Amazonas.
A pesar de lo anterior, Bolsonaro parece tener intenciones de presentarse a las elecciones generales de 2022 para aspirar a un nuevo mandato, sin embargo todas las encuestas realizadas hasta el momento dan como favorito al expresidente Luis Inacio Lula Da Silva, representante del Partido de los Trabajadores, incluso para imponerse en primera vuelta.
Por otra parte el mandatario tiene pendiente de análisis más de 130 solicitudes de juicio político que, de concretarse alguna, podrían poner en riesgo su permanencia en el cargo y el futuro de su carrera política.
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