En una concentración en esta capital, las manifestantes también exhortaron a rechazar la violencia contra los niños, otro de los crímenes atribuidos al grupo en Afar, Amhara y Tigray.
Además, reprobaron la actividad delictiva del Frente, que incluye la destrucción de escuelas e instituciones de salud, iglesias y mezquitas, aeropuertos y bancos comerciales, más otras propiedades públicas y privadas, según denuncias.
Luego de que el TPLF (por sus siglas en inglés) atacó el Comando Norte en noviembre de 2020, el primer ministro, Abiy Ahmed, ordenó iniciar una ofensiva militar para reducirlo y establecer el orden constitucional en Tigray.
Los insurgentes aprovecharon un armisticio declarado por el Gobierno de manera unilateral en junio último e invadieron las regiones de Afar y Amhara.
Según informes oficiales, la organización cometió varias violaciones y asesinatos contra los ciudadanos más vulnerables de esas áreas, descubiertas por diferentes investigaciones, sin embargo los medios de comunicación occidentales no lo reflejan.
Incluso, de acuerdo con las denuncias estatales, algunos países apoyan su criminalidad, y la Organización Mundial de la Salud y la Unesco, entre otros organismos, mantienen un silencio cómplice.
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