Con sus 87 años, Arístides Salinas, un excorregidor (representante popular) del humilde barrio de El Chorrillo, en esta capital, afirmó a Prensa Latina que la alegría por reunir nuevamente a los más allegados no estará completa hasta que a las puertas del año nuevo y en adelante, la economía tome su rumbo y la distribución de las riquezas sea equitativa.
La navidad pasada, afirmó, también nos unió más, pero en el desaliento y la angustia al ver partir a amigos, colegas de trabajo y familiares frente a un virus que cambió nuestras vidas. Ahora todos nos aferramos a que vengan tiempos mejores.
Otras voces aseguran que pese a estadísticas positivas que ofrecen por estos días instituciones económicas nacionales e internacionales, el panorama que se vislumbra no es halagüeño.
En ese sentido, algunos como el dirigente sindical Saúl Méndez hablan de un Estado fallido, sin resultados en el enfrentamiento a la corrupción y el narcotráfico; o las mesas de diálogo que no terminan sobre ajustes al salario mínimo o la crisis en la Caja de Seguro Social, acerca del acceso igualitario a medicamentos y atención médica preventiva.
La lucha también por una educación de calidad y un sistema de justicia más transparente, afirmó, no se detendrá.
El enfrentamiento a la pandemia con más vacunación y el preocupante auge de contagios tras la detección en el país de tres casos de la variante Ómicron, identificada en Sudáfrica, prende por estos días nuevas alarmas.
El propio ministro de Salud, Luis Fernando Sucre, indicó la prohibición de los tradicionales desfiles navideños y llamó a vacunarse con dosis de refuerzo y extremar las medidas de bioseguridad contra la enfermedad.
“No puede ocurrir lo de diciembre del año pasado, cuando luego de las celebraciones se registró un considerable aumento de contagios y de fallecidos, lo que obligó a aplicar una cuarentena”, alertó.
También anunció que no se adoptarán nuevas medidas restrictivas y alegó que se pueden efectuar otro tipo de actividades navideñas para la familia y los niños en espacios controlados.
Desde hace un par de semanas, constató Prensa Latina, parques, plazas y avenidas emblemáticas de esta capital, también centros comerciales de todo rango y establecimientos públicos y privados lucen sus mejores galas y programan conciertos y ofertas de productos supuestamente económicos para el bolsillo del común.
Por su parte, las encuestas hablan de la temporada que genera más felicidad en los hogares panameños.
Las fiestas decembrinas llenan de esperanza y optimismo a muchos, aseveran los sondeos. Un 69 por ciento de los entrevistados espera un mejor 2022 y un 11 por ciento cree que será peor.
Los principales votos hacia el nuevo año, de acuerdo con las pesquisas, son tener salud y empleo.
Agregan la tendencia a respetar la tradición que sugiere regalos a personas cercanas y en la preferencia de la mesa platos como el jamón, el pavo o los tamales, entre otros.
Mientras, en las afueras, un país se debate el futuro, con una luz de esperanza que no se apaga.
mem/ga