Según reportes de medios locales, otro ataque con morteros y artillería ocurrió contra Abu Rasn en la provincia de Hasakeh y causó lesiones a un civil y destruyó partes de la Gran Mequita de esta localidad.
Las acciones bélicas de Turquía provocaron colosales pérdidas materiales y un desplazamiento de los civiles hacia las zonas cercanas.
Estos ataques son frecuentes contra comunidades aledañas a las zonas bajo dominio del ejército turco y se perpetran con el pretexto de destruir blancos de la FDS, milicia de mayoría kurda aliada de Estados Unidos, calificada de terrorista por Ankara.
Desde 2018 los militares turcos y agrupaciones armadas ilegales controlan extensas áreas en las provincias de Idlib, Alepo, Raqa y Hasakeh en el norte de Siria.
En varias ocasiones Damasco denunció esa presencia y la calificó de ocupación, y aseguró que los continuos ataques de Turquía pretenden un cambio demográfico mediante el desplazamiento de civiles.
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