De acuerdo con la plataforma de periodismo investigativo, que cita documentos desclasificados por el Archivo Nacional, las cargas atómicas de profundidad que se utilizan para atacar a los submarinos, iban en los buques de guerra británicos, y fueron causa de un acalorado debate entre el Ministerio de Defensa y la cancillería.
Por un lado, agrega el reporte, existía el temor de que las armas se perdieran o dañaran, con el consiguiente riesgo para la salud de las tripulaciones, y que el hecho llegara a oídos de la opinión pública internacional.
A la cancillería británica también le preocupaba la presencia de las bombas atómicas porque Reino Unido es uno de los países signatarios del Tratado de Tlatelolco, que desde 1967 declaró a América Latina como una zona libre de armas nucleares, agregó el texto, que cita un memorando del Ministerio de Defensa.
La Marina británica se opuso, sin embargo, a dejar las cargas de profundidad en una base militar de la isla de la Ascensión, y en su lugar las trasladó de las fragatas y destructores a los portaaviones Hermes e Invencible y al buque auxiliar Regent, con el fin de que estuvieran mejor protegidas.
La dictadura militar argentina invadió las islas Malvinas el 2 de abril de 1982 con el objetivo de reclamar ese territorio ocupado por Reino Unido desde 1833.
Tras la invasión, la entonces primera ministra británica, Margaret Thatcher, envió una fuerza de tarea que demoró 10 semanas en recuperar las islas Falklands, como se les conoce en Reino Unido, de manos de las tropas argentinas.
En total, 649 militares argentinos, 255 británicos y tres habitantes de las islas perdieron la vida en la guerra no declarada entre Londres y Buenos Aires.
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