En esa zona se observa humo, se escuchan sonidos de disparos y explosiones de granadas aturdidoras, indicó la agencia de noticias TASS.
También se registraron incendios en la sede de la Fiscalía y del Ayuntamiento de la ciudad, donde se mantienen los choques entre agentes del orden y manifestantes, aseguró la agencia de noticias Sputnik.
Los disturbios en Kazajstán comenzaron el 2 de enero en las ciudades de Zhanaozen y Aktau, de la región de Manguistau (suroeste del país), donde los residentes protestaron contra el aumento de los precios del gas licuado.
Dos días después, estallaron protestas en Almaty (este), donde la policía utilizó granadas de humo para dispersar a la multitud, así como en otras ciudades, en particular en Atyrau, Aktobe (oeste), Uralsk (noroeste), Taraz, Shymkent y Kyzylorda (sur), Karagandá (noreste) e incluso la capital.
Hasta el momento, inmuebles de unas 300 empresas resultaron dañados en la ciudad de Almaty, de ellos 120 tiendas, más de 100 oficinas y 80 infraestructuras de servicios públicos, indicó ese portal de noticias de la nación centroasiática.
Informó que también fueron incendiados o dañados 33 vehículos, incluidos 16 de la Policía, siete ambulancias, dos camiones de bomberos, siete camiones y un transporte cisterna.
Debido a los acontecimientos, el presidente de Kazajstán, Kasym-Zhomart Tokáyev, declaró el estado de emergencia en las regiones de Almaty y Manguistau durante dos semanas.
La decisión establece un toque de queda de 7.00 a 23.00; la prohibición de eventos masivos; el veto de la venta de armas, municiones y bebidas alcohólicas. También se autorizan los registros de personas y vehículos.
El mandatario informó que le fueron entregados todos los poderes para controlar las protestas al Ministerio del Interior, el Regimiento especial de reacción rápida y la Guardia Nacional.
Este miércoles, Tokáyev aceptó la renuncia del Gobierno kazajo e informó que sus miembros continuarán sirviendo hasta la aprobación del nuevo Ejecutivo.
El jefe de Estado culpó a la estructura de Gobierno por no prever las protestas masivas como consecuencia de la alta subida de los precios del combustible.
En su declaración, manifestó que la estructura política y socioeconómica de Kazajstán no cambiará. Dijo que principios como la unidad, el estado de derecho, el respeto por la propiedad y la economía de mercado son centrales en la política estatal kazaja.
La determinación aprobada por el Ministerio de Energía, así como las empresas KazMunayGas y Kazakhgas, provocó los disturbios en el país con fuertes choques entre la población y los efectivos policiales, según un comunicado del servicio de prensa presidencial.
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