Aunque Biden mencionó repetidamente las acciones de Trump en aquella jornada y los días previos a la insurrección, nunca lo llamó por su nombre.
Biden describió cómo un «expresidente» se sentó en el comedor privado fuera de la Oficina Oval en la Casa Blanca, viendo todo en la televisión y sin hacer nada durante horas mientras la policía era asaltada, las vidas estaban en riesgo, y el Capitolio de la nación permanecía bajo asedio.
«Su ego magullado le importa más que nuestra democracia o nuestra Constitución. Él no puede aceptar que perdió», acotó.
En un discurso, del cual ya la Casa Blanca había difundido algunos extractos, el gobernante subrayó que, por primera vez la historia nacional, un presidente que no solo acababa de perder la elección “trató de evitar el traspaso de poder pacífico cuando una turba violenta irrumpió en el Capitolio».
Pero fracasaron –añadió-, y en este día de conmemoración, debemos asegurarnos de que tal ataque nunca vuelva a suceder.
Durante sus palabras con motivo del primer aniversario del asalto a la sede del Congreso, Biden reiteró que los participantes en esos disturbios no eran «un grupo de turistas” sino “una insurrección armada».
También responsabilizó a Trump por crear una red de mentiras sobre los comicios del 3 de noviembre de 2020 y afirmó que no permitirá que nadie ponga “un puñal en la garganta de la democracia».
En la misma línea la vicepresidenta, Kamala Harris, expresó antes que el 6 de enero ocupa un lugar especial en la memoria colectiva de los estadounidenses.
“Vimos cómo sería nuestra nación si las fuerzas que buscan desmantelar nuestra democracia tienen éxito: la anarquía, la violencia, el caos», señaló.
El vergonzoso suceso ocurrió apenas dos semanas antes de la toma de posesión de Biden y pese a que se demostró que no hubo fraude electoral, muchos de los partidarios de Trump continúan dudando de la legitimidad de la presidencia del demócrata y consideran que la violencia contra el Gobierno está “a veces justificada”.
Un análisis de la cadena televisiva CNN advirtió que el asalto al Capitolio legitimó la violencia como herramienta de expresión política entre millones de ciudadanos y planteó la inquietante posibilidad de que, a pesar de lo horrible que fue ese día, puede ser solo un anticipo de una ruptura democrática más profunda por venir.
Por su parte, el diario The Washington Post indicó que los líderes republicanos del Congreso no asistirán a la jornada de «recuerdo y reflexión» organizada este 6 de enero por la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
mgt/dfm