En un mensaje a su homólogo de aquel país, Kassym-Jomart Tokayev, el mandatario chino indicó que está en contra de toda amenaza a la seguridad y la vida pacífica de ese pueblo, expresó condolencias por las víctimas de las actuales protestas y saludó la labor del ejecutivo al manejar la situación.
También deploró los intentos por socavar las relaciones bilaterales y manifestó disposición a apoyar a las autoridades de kazajas a superar cualquier adversidad.
“No importa cuántos riesgos y desafíos Kazajastán encare, China siempre será un amigo valioso y un socio confiable”, añadió.
Aparte de Xi, este viernes el Ministerio de Relaciones Exteriores chino también encomió las medidas del Gobierno kazajo para controlar los disturbios y restaurar el orden lo antes posible.
La situación en Kazajastán se desestabilizó el 2 de enero con el estallido de protestas por el alza de los precios del gas licuado de petróleo en el suroeste del país.
Una comisión gubernamental determinó dos días después bajar los precios del combustible, pero las protestas continuaron y se extendieron a otras zonas, sobre todo en Almaty, la mayor ciudad del país.
El mandatario aceptó el 5 de enero la dimisión del Gobierno en pleno y asumió la jefatura del Consejo de Seguridad Nacional, encabezado hasta entonces por el expresidente Nursultán Nazarbáev.
Según informes oficiales, 18 agentes de seguridad perdieron la vida y 748 sufrieron lesiones en los disturbios.
También hay reportes sobre la muerte de 26 individuos armados, otros 18 heridos y más de tres mil personas detenidas en los últimos días.
Por la rapidez conque se propagaron las manifestaciones y la magnitud que alcanzaron en pocos días, analistas políticos consideran que las acciones no son espontaneas y responden a un intento de aplicar en el país el formato de las llamadas revoluciones de colores, organizado desde el exterior.
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