Los más diversos análisis indican que ambas potencias mundiales trataran de reducir las tensiones en tres reuniones, entre el lunes y el viernes en Ginebra, Bruselas y Viena.
Washington trata de justificar el avance de la OTAN hacia los fronteras rusas, mientras Moscú no parece dispuesta a aceptar lo que considera una amenaza para su seguridad.
A los rusos les preocupa el incremento de las tensiones en la frontera con Ucrania, mientras los estadounidenses impulsan a grupos nazis y de extrema derecha ucranianos a lanzar acciones provocativas, que algunos expertos dicen pueden terminar en un conflicto mayor que arrastre al mundo.
Según el diario The Hill, los estadounidenses se muestran reacios a las afirmaciones del presidente ruso Vladimir Putin de que Ucrania amenaza la seguridad de su país y a las exigencias de Moscú de que Estados Unidos y sus aliados en la OTAN cesen cualquier tipo de expansión.
Diversos análisis aseguran que por lo pronto, los rusos consiguieron su objetivo de forzar a las naciones occidentales a sentarse a la mesa.
Elina Treyger, politóloga de la Rand Corporation opinó que a Putin le motiva tener una Ucrania «débil» en su frontera y le preocupa la búsqueda de Kiev de alianzas económicas y militares más estrechas con Occidente, en particular su deseo de entrar en la OTAN
Sólo los funcionarios estadounidenses se reunirán por primera vez con sus homólogos rusos en Ginebra este lunes y es previsible que el encuentro marque el tono de los próximos encuentros de la semana.
Se espera que además de la crisis en Ucrania, otros temas como el control de armas y la no proliferación de armas nucleares y una mayor transparencia entre ambas naciones para reducir el riesgo de conflicto estén sobre la mesa de negociación.
A la cita de Ginebra seguirá un encuentro en Bélgica en el que funcionarios estadounidenses se unirán a los aliados de la OTAN bajo los auspicios del Consejo OTAN-Rusia, un grupo de diálogo que se reúne por primera vez desde 2019.
Por último, Rusia se verá cara a cara con Ucrania en una reunión en Viena que celebra la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
En estos encuentros también estarán en el tapete el gasoducto Nord Stream 2 que Washington trata de detener pese a las afectaciones que eso tendría para las economías europeas, en especial la de Alemania.
Una valoración de la agencia estadounidense Associated Press (AP) señaló que “con mucho en juego y ambas partes advirtiendo de las graves consecuencias del fracaso, las dos partes se han estado posicionando para lo que será una oleada de actividad casi sin precedentes en Europa esta semana”.
Sin embargo, la amplia divergencia en sus posiciones iniciales no augura ningún tipo de resolución rápida, y los niveles de desconfianza parecen más altos que en cualquier otro momento desde el colapso de la Unión Soviética, sostuvo AP.
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