Al intervenir en la Audiencia General semanal dedicada a San José el carpintero, el sumo pontífice centró su atención en la importancia social del trabajo desde diferentes ángulos, incluidos el desempleo, la explotación de mano de obra infantil, la contratación ilegal y la violación de derechos laborales.
El trabajo no solo sirve para obtener el justo sustento: es también un lugar donde nos expresamos, nos sentimos útiles y aprendemos la gran lección de la concreción, la cual ayuda a que la vida espiritual no se convierta en espiritismo, indicó.
Lamentablemente, sin embargo, el trabajo es a menudo rehén de la injusticia social y, más que un medio de humanización, se convierte en una periferia existencial, dijo Francisco al señalar que la posibilidad de ganarse el pan es lo que da dignidad a las personas.
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