Además de las aulas cerradas por la protesta convocada por una decena de sindicatos del sector, decenas de miles de personas salieron a las calles de esta capital y otras ciudades para expresar malestar por la política oficial para evitar la propagación de la pandemia en la enseñanza, con reclamos de renuncia del ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer.
Según el Ministerio de Educación, menos de un 40 por ciento de los maestros se sumaron a la huelga, pero el principal gremio del nivel primario, el SNUipp-FSU, aseguró que casi el doble respondió al llamado.
Respecto al paro en la enseñanza secundaria, el cálculo oficial fijó en un 24 por ciento la participación, elevada al 62 por el sindicato Snes-FSU, el más importante en ese nivel.
Tampoco coinciden las cifras de los participantes en las marchas, como siempre ocurre en las movilizaciones en suelo galo, con un estimado del Ministerio del Interior de alrededor de 80 mil manifestantes en todo el país, mientras los organizadores afirmaron que fueron muchos más.
Padres de alumnos respaldaron la huelga, convocada con acusaciones al ejecutivo de crear un «lío indescriptible» en la educación y de cambiar los protocolos sanitarios varias veces sin garantizar una protección óptima de educandos y maestros.
Blanquer criticó el llamado a la protesta, al afirmar que “no se hace huelga contra un virus”, mientras el presidente Emmanuel Macron defendió la gestión del gobierno frente a la Covid-19 en la educación, aunque reconoció que “ningún sistema es perfecto”.
El primer ministro Jean Castex y el propio Blanquer acogieron esta tarde a representantes de sindicatos con temas en agenda como un calendario de salida de la crisis en el sector y la entrega de máscaras FFP2 a los profesores, de acuerdo con reportes de prensa.
En cuanto a los reclamos de renuncia del titular de Educación, el portavoz gubernamental Gabriel Attal le ratificó el apoyo del ejecutivo para que continúe en el puesto.
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