El Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea definió 2021 como el quinto año más caluroso a nivel mundial desde la existencia de registros en 1850.
En ese período, ese ente refirió episodios de lluvias muy intensas en áreas de Europa, con graves inundaciones y señaló a Alemania, Bélgica, Luxemburgo y Holanda entre las naciones más afectadas.
De igual modo, una ola de calor afectó la región mediterránea en julio y parte de agosto, con altas temperaturas, especialmente en Grecia, España e Italia. Particularmente, Copernicus recordó los 48,8 grados registrados en Sicilia, récord europeo, aunque esa cifra está aún pendiente de confirmación oficial.
Italia registró 187 eventos climáticos extremos en el año recién concluido como inundaciones por lluvias intensas acompañadas por los consecuentes deslizamientos de tierras; tornados, crecidas de ríos y sequía prolongada, con daños a las infraestructuras y el patrimonio histórico.
Un estudio del Observatorio CittàClima de la asociación Legambiente destacó entre las ciudades más dañadas a Roma con nueve eventos extremos, seguida de Nápoles con cinco, Catania cuatro, así como Palermo y Milán con dos cada una.
En igual lapso, Sicilia y Lombardía descollaron entre las regiones con 30 y 23 eventos extremos, respectivamente, al igual que Campania (16) Véneto y Cerdeña (14 cada una), Lacio (13), Piamonte (12) y Liguria (11).
La investigación describió a 2021 como “un año de código rojo para el clima” en Italia, razón por la cual Edoardo Zanchini, vicepresidente de Legambiente, lo consideró “un año con impactos terribles en todo el mundo y en nuestro país”.
Tales datos, dijo, “recuerdan cuánto necesitan las ciudades italianas una adaptación urgente a un clima que hace que las plazas, carreteras y vías férreas sean cada vez más peligrosas durante las fuertes lluvias y de casas cada vez más inhabitables durante las olas de calor”.
En ese sentido, la Confederación de Agricultores Directos (Coldiretti) reveló que “el clima loco de 2021” redujo las cosechas nacionales, con desplomes de hasta un 25 por ciento en diferentes cultivos, pérdidas totales estimadas en más de dos mil millones de euros.
A principio de este año, la propia organización lanzó la alarma al señalar que tras “las temperaturas primaverales fuera de lo común que acompañaron las vacaciones de Navidad y Año Nuevo”, llegó al sur de Italia un descenso brusco y repentino de la columna de mercurio, junto a nevadas y heladas matinales que ponen en riesgo los vegetales en pleno crecimiento.
Además de las dificultades creadas en las zonas rurales, esos cambios repentinos afectan cultivos de invierno; sumada la situación denunciada también por Coldiretti respecto a los efectos negativos del alza del costo de la energía en la cadena agroalimentaria.
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