Todas las encuestas preelectorales dan como gran favorito para los comicios al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, mientras que Bolsonaro, perdedor en todos los escenarios electorales posibles, también cuenta con la mayor desaprobación a su gestión de todo su mandato.
De acuerdo con Folha el descontento de los uniformados con el actual gobierno podría ser una señal para Lula de que no actuarían en su contra de confirmarse su victoria en las urnas.
Seguidamente el medio relata una serie de hechos sobre los que cimenta su teoría de la “espinosa relación entre militares y Bolsonaro”.
Destaca en la lista que el Ejército de Brasil reprogramó los 67 ejercicios militares del año para antes de las elecciones, y así estar disponible para actuar en caso de hechos de violencia, o escenarios similares al asalto al Capitolio de Washington, Estado Unidos, en enero de 2021.
El punto llama la atención por las continuas insinuaciones del mandatario en las que cuestiona el sistema electoral del gigante suramericano, al que incluso tildó de propicio para el fraude, paso previo a desconocer el proceso, guión idéntico al empleado por el expresidente estadounidense Donald Trump tras su derrota ante Joseph Biden.
Otra señal es la disposición del alto mando que prohíbe la difusión de noticias falsas y establece la vacunación obligatoria de todos los efectivos, dos órdenes contrarias al discurso de Bolsonaro, acusado de mentir en más de una ocasión y constante descalificador de la inmunización contra la Covid-19.
El mandatario también tiene en contra la nota pública del director de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria, almirante Antonio Barra Torres, quien responsabilizó al Gobierno por las constantes trabajas a la vacunación de menores de edad, entre los que se registran más de 300 decesos por complicaciones asociadas a la Covid-19 desde el inicio de la pandemia.
Barra es un condecorado militar, respetado en todas las instituciones armadas y cuyos criterios son apreciados, sobre todo en el complicado contexto epidemiológico actual del país, que reportó la víspera más de 112 mil nuevos casos y 251 decesos producto de esa enfermedad.
El artículo de Folha añade que estos y otros hechos son una clara señal de que los altos cargos militares han trazado una línea divisoria entre ellos y las políticas y decisiones del presidente, postura de especial significado por tratarse de un año electoral.
La conducta de los uniformados también es interpretada en el referido artículo como un mensaje a los futuros candidatos a ocupar el Palacio de Planalto (sede del ejecutivo), que sin importar quién gane las elecciones, las fuerzas armadas se mantendrán neutrales.
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